El crimen de la Ley Antiadopciones y sus patrocinadores

A finales de 2007 la Ley Antiadopciones centralizó y monopolizó las adopciones en el Consejo Nacional de Adopciones.  Y se supone que esa medida draconiana iba a acabar con una supuesta red de abogados corruptos que, en muchos casos, utilizaron el fraude y el robo de identidad para tramitar adopciones de bebés obtenidos mediante pago, o robo.


Yo no dudo, para nada, que hubiera abogados que hacían eso.  ¡Y no dudo que los haya todavía!  Empero, y después de haberles arruinado la vida a muchos niños que cayeron en manos del monopolio centralizado del CNA, ¿cuántos de los miembros de aquella supuesta red están procesados, o presos? Si usaban el fraude y el robo de identidad, y esos delitos constan en los expedientes, ¿por qué no hay 10, 50, o 100 de aquellos notarios presos?  Sólo se hizo el daño; pero, ¿se hizo justicia?  ¡Claro que no!  Porque si es cierto que existía aquella red de notarios, no existía en el vacío porque las adopciones no las hacían los notarios solitos.  Toda adopción -con expedientes fraudulentos, o no- era aprobada por un juez y supervisada por funcionarios de la Procuraduría General de la Nación.  ¿Cuántos jueces y cuántos funcionarios de la PGN están procesados, o presos por autorizar adopciones turbias? Niente.

Encima, y además, en el nefasto Consejo se hizo un cuello de botella y todavía tiene pendientes 280 casos de niños por resolver.  Niños que están en a saber qué clase de lugares controlados por burócratas y políticos, en vez de estar en hogares adoptivos.

Y, por supuesto, siguen ocurriendo los robos de niños.  Existen dos procesos judiciales en los que se ha demostrado que los niños fueron robados a sus madres y eran dados en adopción a estadounidenses.  Lo bueno es que hay procesos judiciales, y lo interesante es que, por la falta de garantías, de parte del monopólico CNA, los Estados Unidos de América se retiró del programa de adopciones guatemaltecas.  

O sea: al final de todo el daño que hicieron, los niños siguen siendo los perjudicados.  Los niños que cada Navidad que pasan, la pasan sin familia.  

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