Aaaaaay, como hubiera querido guardar algunas de las loas, elegías, madrigales, alabanzas, y otros cantos que fueron publicados cuando Barak Obama fue electo y asumió la presidencia de los Estados Unidos de América. Un día de estos me pongo a buscarlas, especialmente aquellas que fueron escritas y publicadas por sus hagiógrafos chapines.
Que si no era el Mesías, Obama iba a ser el redentor, el salvador, el que iba a hacer que todo cambiara para bien, el que iba a descubrir o a hacer caminos nuevos, el que retaba paradigmas, el que rompía esquemas, Lo Nuevo. Y ahí está que no; Obama es un mortal como todos los demás.
La semana pasada, el Presidente de los EUA expresó: Yo no soy un ideólogo. Si ustedes saben cómo podemos hacer lo que tenemos que hacer de mejor manera y de forma más barata, lo hacemos. En cuanto a la reforma del sistema de salud, Obama dijo: Si ustedes me enseñan propuestas que expertos independientes puedan respaldar como beneficiosas para la reforma que necesitamos, pueden estar seguros de que las voy a incluir.
Ojalá que Obama escuchara sus propios discursos. Ojalá que abandonara las políticas estatistas que ha impulsado hasta ahora y que hicieron que las personas a las que me refiero en el primer párrafo de estas meditaciones vieran en él la reencarnación del nefasto Frankin D. Roosevelt. Ojalá abandonara las políticas estatistas ideologizadas que están llevando al despeñadero a la Gran Nación que preside.
La ilustración es de los chicos chispudos de Bureaucrash.
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This entry was posted on miércoles, febrero 3rd, 2010 at 5:19 pm and is filed under Barak Obama, Estados Unidos de América, ideologías.
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