Guatemala en manos de juntas de vigilantes

Ante la ausencia de autoridad y ante la falta de un estado de derecho, frente a una delincuencia que en muchos casos está en connivencia con quienes deberían tener la autoridad, pobladores de varios municipios se han organizado en Juntas Locales de Seguridad Ciudadana, cuyos integrantes abusan de su poder, andan armados y toman justicia por propia mano, lo cual les lleva a veces a cometer linchamientos.
Al comentar los casos de San Juan Sacatepéquez, Sololá y la zona 10 de la ciudad de Guatemala, he estado advirtiendo contra un estado de cosas en el que se multipliquen estas nuevas versiones de las Patrullas de Autodefensa Civil y el país quede a merced de estos grupos de vecinos nerviosos, dispuestos a disparar antes que a preguntar, y demasiado proclives a usar galones de gasolina y fósforos para resolver problemas.
 
Frente a la irresponsabilidad de la administración, que prefiere ocuparse en otras cosas antes que resolver la inseguridad ciudadana, nos estamos acercando peligrosamente al momento en el que todo el país podría verse envuelto en un conflicto de jurisdicciones entre narcos armados, y juntas de vigilantes.
 
A mí, toda esta ausencia de seriedad de parte de la administración y me trae a la memoria escenas de las pelis que he visto sobre Somalía, Ruanda y otros lugares en los que el monopolio del uso de la fuerza bajo la ley, ha desaparecido. Hace poco, un grupo de mentes brillantes se reunió en la Universidad Francisco Marroquín para advertirnos que no se puede permitir que el país toque fondo; empero, el problema real es que nunca, nunca, nunca se toca fondo. Y lo terrible es que en esa pendiente -en la que ya nos encontramos- los muertos se cuentan y se acumulan a diario.
 
Ofende, entonces, la foto que ilustra esta entrada. Mientras que para los guatemaltecos no hay seguridad, ni justicia; los pícaros políticos que por el momento detentan el poder (pipoldermos) gozan de dispositivos de seguridad que no se merecen. La foto es de una demostración de capacidades adquiridas por los 60 agentes que integran una nueva promoción de guardias presidenciales.
 
La foto es de El Periódico, por Walter Peña.

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  1. Luis: Tu entrada me recuerda una conversación sostenida en un corredor de la facultad, durante el primer semestre del 93. Un amigo vivía en un barrio un tanto peligroso y me preguntaba dónde viviría yo luego de hacer una familia. Le dije que pensaba buscar casa cerca de mis familiares "por cualquier cosa". Él me afirmó que muchos de sus conocidos estaban haciendo lo mismo: abandonar barrios peligrosos y vivir cerca de la familia, armarse y subir las paredes de la casa, poner razor-ribbon, etc.El proyectaba que Guatemala se vería inmerso en un una guerra de baja intensidad, entre maras+narcos+extorsionistas+policía y las familias víctimas de sus fechorías. No veíamos en aquel entonces un arreglo a la criminalidad más que la aplicación de las sentencias a los condenados, y la autodefensa. Ahora las cosas no han mejorado. Por dicha vivo cerca de la familia pero la muerte y la violencia ha tocado de cerca a nuestra familia.Las cosas no han mejorado desde aquel 93 en el corredor de la facultad. Y yo me pasé a vivir cerca de la familia por cualquier cosa.El pronóstico de mi amigo en aquel entonces me asustaba, pero pareciera haber empeorado, con los crímenes de algunas poblaciones que en anonimato han violado derechos humanos de quienes no se unen al comité de seguridad (como en San Juan Sacatepequez por lo de la cementera) entre otros casos.En Guatemala y en cualquier parte se aplica aquello que dijo una vez Gahndi: Nosotros debemos ser el cambio que deseamos ver en el futuro.Omar Lemus.www.libertadparaserlibre.blogspot.com