Si los alcaldes quieren expoliar a los habitantes de sus comunas deberían asumir la responsabilidad de hacerlo y enfrentar las consecuencias políticas de tal pretensión. Si quieren elevarles el costo de tener gobierno, a sus electores, deberían dar la cara. Si quieren esquilmar a quienes viven, trabajan y producen en sus áreas de influencia, deberían tener la decencia de enfrentar los costos.
Hoy que leí que los alcaldes de cinco municipios de Guatemala y cinco de Escuintla gestionan un alza en la tasa del alumbrado público hasta del 13 por ciento, para incrementar sus ingresos, pensé que es inadmisible que los munícipes le pasen la chibolita de sus pretensiones a un servicio público. Esto es porque el alza al tributo le llegaría a la gente en su recibo de la Empresa Eléctrica, y no en uno de la Municipalidad que se beneficia con el aumento. Y como no tiene la culpa el loro, sino quien le enseña a hablar, ¿qué papel tienen en este esquema la Comisión Nacional de Energía Eléctrica, dirigida por Carlos Colom; y el diputado de Sandra Evita Torres, Christian Boussinot?
Es una sinvergüenzada y una canallada lo que esta gente quiere hacer no sólo porque ya las familias tienen suficientes angustias económicas en medio de una crisis de orden mundial; sino porque estos políticos actúan como cobardes al no atreverse a ver de frente a sus tributarios.
