Cándido, la "nia" Goya y la Constitución

¿Va usté a creer?, me dijo Cándido mientras me ofrecía una tortita de yuca con miel de abejas, hoy en el mercado me econtré con la “nia” Goya y así de la nada me empezó con que ella ya sabía que yo apoyo a ProReforma; y con que a ella eso de la Constitución no le importaba y que no quería ni saber de eso. Y escuché a Cándido con detenimiento.

A mí me extrañó que la “nia” Goya saliera con eso, así que le pregunté que si su carro era suyo, y que si su casita era suya; me dijo Cándido. El carro sí; y la casa lo va a ser en cuanto se la termine de pagar al banco ahora en diciembre, le respondió la nia Goya a mi amigo.
El buen Cándido le preguntó a la nia Goya si ella creía que ella tenía creía que alguien debería tener la facultad de prohibirle que se dedique a vender ropa y productos de limpieza y de belleza por catálogo, y la señora en cuestión le respondió que no, que de plano no, porque esa era si forma honrada de ganarse la vida. Le preguntó si cree que si no le pagan lo que vende, sería bueno que ella pudiera acudir a alguna autoridad para que se respetara el contrato de palabra por medio del cual ella había entregado mercancía y esperaba recibir un pago; y la doña contestó que sí, que de plano sí porque eso era lo justo.
Así se estuvieron, Cándido y doña Goya, hablando de derechos individuales. De propiedad, de libertad, de respeto a los contratos. Y cuando la nia Goya había agarrado velocidad quejándose de los que tenían privilegios y de los que abusaban de la autoridad, el Cándido, que se las sabe todas, le salió con que vea usted…no le interesa la Constitución y supuestamente ni sabe qué es, pero bien que conoce sus derechos individuales y sabe que no deberían haber privilegios y que el poder debe estar sometido a la ley pa´que no haya privilegios. De eso, “nia” Goya, se trata la Constitución.

Por ahí terminaron la conversación y el beneficiado fui yo, porque la nia Goya fue la que me mandó las tortitas de yuca.

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