Ahora que leo que con sentimientos de frustración, los representantes de algunas organizaciones civiles manifestaron su rechazo a las negociaciones bajo la mesa y las medidas dilatorias que se observaron en la elección de los candidatos a las magistraturas de la Corte Suprema de Justicia, vale la pena hacer algunas observaciones.
La Ley de Comisiones de Postulación resultó no ser una ley perfecta; y eso sorprendió a algunos, especialmente a los que creen que hay leyes perfectas.
A las comisiones de postulación y como candidatos llegaron lo que hay. Eso es lo que dio la melcocha.
Digamos que en las Comisiones hay dos grupos: Los buenos y los malos. Pues bien, ninguno de los dos tenía mayoría, así que ninguno de los dos podía elegir por sí mismo, sin la colaboración del otro grupo, a los magistrados que considerara idóneos. De ahí que hubieran negociaciones: los buenos trataban de negociar que quedaran electos la mayor cantidad de buenos posibles; y los malos trataban de negociar que quedaran electos la mayor cantidad de malos posibles.
Los miembros de las comisiones de postulación idearon un sistema cuantitativo que les permitiera ser objetivos en sus elecciones y exponerse lo menos posible; empero, en estos asuntos lo que importa es lo que todos saben y nadie dice; y lo que se ha visto en los diarios, pero no se pone en los curricula.
El proceso fue un buen ejercicio de educación y de aprendizaje y ojalá se aprenda de él; porque…imagínese usted esto mismo cada cinco años.
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This entry was posted on lunes, septiembre 21st, 2009 at 6:18 pm and is filed under Comisiones de Postulación.
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