Injusta, y una mala señal, fue la decisión del gobierno de los Estados Unidos de América de revocarles la visa gringa a cuatro funcionarios del gobierno hondureño. Mala señal es porque lo que dice claramente es que si un gobierno establecido viola la Constitución y las leyes no tiene nada que temer porque, los ciudadanos no podrán defederse. Manda la señal de que el gobierno más poderoso del mundo aprueba las violaciones constitucionales, siempre que las haga el mandatario de turno. Manda la señal de que los procedimientos legales y constitucionales para evitar el abuso de poder no son nada, y que lo que debe prevalecer es la democracia formal antes que la república y el estado de derecho.
Manda la señal de que para la administración Obama, si un jefe del Ejecutivo comete una inconstitucionalidad, o una ilegalidad, los demás poderes del estado deben doblar la cerviz, y la sociedad debe hacer lo mismo.
Es injusto porque los funcionarios afectados actuaron de acuerdo con la Constitución y las leyes hondureñas, en defensa de esas mismas Carta Magna y leyes; contra una administración que se había constituido en violatoria del sistema republicano y del estado de derecho.
