Allioli, y un aguacatal majestuoso

En casa Adelaida, su madre, Ana, preparó este magnífico allioli para acompañar un asado que hicimos bajo un aguacatal majestuoso que bien podría tener cerca de 100 años de edad.
Me gocé mucho esta salsa, que comí acompañada con pan francés y chorizo ibérico, o con rodajas finas de rábano; con nachos y el chirmol con pepitoria que hizo Raúl; y con el chorizo argentino que hizo el papá de Jessica. Todo ello, acompañado por tres reservas que llevó Marta Yolanda. La carne con almendras que preparó Guillermo se lució con el chirmol y con el allioli; y el almuezón terminó con un pastel de café y helado, que hizo Luis Pedro. ¡Ala, uno se puede acostumbrar demasiado a todo esto! Bosques magníficos, amigos buenos, y comida estupenda. ¿Qué puede haber mejor, que juntarse a comer entre amigos?
El allioli es una de mis salsas favoritas. Técnicamente se prepara sólo con ajo, aceite y sal; pero uno suele hacerlo con yemas de huevo, a la mahonesa; porque es más fácil que se emulsione así. Mi padre me enseñó a hacerlo cuando yo tenía unos 12 años y la clave era conseguir que no se cortaran las yemas.

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