Se acercan las olimpiadas y China quiere ofrecer “los mejores juegos olímpicos” de la Historia. Las olimpiadas de Pekin -en las que el régimen ha invertido cerca de $40 millardos- serán las más extravagantes e impresionantes que haya visto la humanidad.
Así de extravagante y de negativamente impresionante es el récord de irrespeto a los derechos individuales que exhibe el régimen de Pekin. Por eso es que Pekin 2008 me recuerda a Berlin 1936.
Para muestra, tres hechos que han pasado inadvertidos frente a la ola olímpica:
- Huang Qi se cuenta entre docenas de escritores y abogados chinos que han sido condenados, detenidos y puestos bajo arresto domiciliario como parte de la campaña de silenciamiento que el régimen está llevando a cabo en el contexto olímpico.
- El régimen chino continúa llevando a cabo un programa de control de natalidad basado, no en la elección voluntaria que es propia de adultos capaces; sino en el aborto coercitivo y en la esterilización involuntaria.
- Pekin continúa ejerciendo un control inaceptable sobre el uso de la Internet en China.
Uno puede seguir y seguir citando las monstruosidades que el mundo le perdona a China -como le perdonaba a la alemania nacionalsocialista-, sólo porque es un país poderoso. En un acto de cobardía moral, George W. Bush ha dicho que irá a Pekin para apoyar a los atletas y que él ve el acto como una asunto puramente deportivo. “Sería una afrenta para el pueblo chino”, razonó el mandatario.
Así deben haber razonado muchos de los que fueron a saludar a Hitler en las olimpiadas de Berlín, en 1936, para no ofender al pueblo alemán.