Otro ataque del Estado Niñera

“La Municipalidad de Nueva York ordenó a sus ciudadanos y visitantes comer más sano”. Desde ayer, los restaurantes, cafeterías y pastelerías de la ciudad ya no usan grasas trans para cocinar. El departamento de Salud de NYC cree que con la prohibición de esas grasas salvará de la muerte cardíaca al menos a 500 ciudadanos al año. Esta noticia, de DPA, la leí hoy, en Prensa Libre, en su página 64.

¡Aqui va, pues; los nazis de la alimentación al ataque! El Estado Niñera cree que debe decirnos qué comer y qué no. Ahora está sucediendo en NYC, pero ¿cuánto tiempo tardarán los políticos chapines en descubrir que pueden decirnos cuántas hamburguesas podemos comer, y qué debe haber en ellas?

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  1. Yeap. That’s Bloomberg… Lo único bueno de su eventual candidatura es que si Hilary gana las primarias demócratas, Bloomberg va a quitarle más votos a ella que al candidato republicano. Lo malo es que ese candidato republicano puede ser Giuliani, que cada vez se vuelve más y más neo-con. Claro, puede ser que Giuliani sólo esté “cantineandose” a la base republicana, pero todas sus declaraciones recientes lo pintan como otro Bush (sólo que talvez no tan idiota, y, ojalá, sin un “Papa Negro” tan diabólico como Cheney).Mientras tanto, como dice este artículo de diciembre, cuando se aprobó la prohibición que entró en efecto esta semana: You can ban trans fat, but you can’t ban fat trannies! http://gridskipper.com/travel/amanda-kludt/you-can-ban-trans-fat-but-you-cant-ban-fat-trannies-220264.php

  2. Hombre, el problema no es tanto qué comas, como qué pasa contigo cuando comes eso. Que tú comas grasas hidrogenadas seguramente te puede acarrear unos trastornos de los cuales el estado tiene que hacerse cargo, al igual que ocurre si no te pones el cinturón. Si tienes un accidente, necesitarás una ambulancia, un equipo médico, etc, etc,.. que pagamos todos, simplemente porque a ti no te da la gana usar el cinturón, de lo cual no sacas ningún beneficio, que yo sepa. Lo mismo ocurre con las grasas hidrogenadas. Esta medida también protege a la gente de la publicidad engañosa de las empresas de comida, así que me parece muy correcta.

  3. ¡Ese es el punto!, ¿deberían, ustedes los tributarios, hacerse cargo de las consecuencias de mis irresponsabilidades? De no usar cinturón talvez no saco ningún beneficio; pero de comer hamburguesas dobles con queso y tocino, de plano que sí. Saludos