En Brasil, Benedicto XVI dijo que “el anuncio de Jesús y de su Evangelio no conllevó en ningún momento una alineación de las culturas precolombinas y no impuso una cultura extranjera”. El comentario papal fue un desatino, evidentemente; porque hasta las piedras saben que los españoles impusieron el cristianismo a hierro y fuego. ¿Quién ignora que Alejandro VI le dió licencia a la corona española para conquistar estas tierras con la condición de que “salvaran las almas” de sus habitantes”.
Benedicto XVI tuvo que tragarse sus palabras, entre otras cosas, porque Hugo Chávez le exigió que les pidiera perdón a los indígenas de América por haber negado “el holocausto aborígen”. El Papa reconoció ayer que esos “crímenes injustificados” fueron “condenados en su época por misioneros” y que, en todo caso, no deben hacer olvidar “la obra maravillosa llevada a cabo por la gracia divina entre sus poblaciones a lo largo de los siglos”. Las palabras del Pontífice fueron interpretadas por los expertos en temas vaticanos como una especie de redención para la Iglesia Católica en esos “crímenes” cometidos por “los colonizadores”.
Fray Matías de Paz consideraba que el “justo título” para la conquista era la donación papal; y que la guerra tenía como justificación última que los indios “abrazaran la verdadera fe de Cristo”. El clérigo Juan Ginés de Sepúlveda consideraba la guerra “justísima y obligatoria” con el objetivo de corregir la impiedad, los abusos y pecados de los indios. El Requerimiento, de Juan López de Palacios Rubios, amonestaba a los indígenas para que aceptaran el dominio español y “la verdadera fe”. Claro que personajes como el obispo Francisco Marroquín cuestionaban el trato que se les daba a los indígenas; pero prevaleció el criterio de que los conquistadores tenían el deber de cristianizar a los indios, a como diera lugar.
Esta no es la primera vez que el papa Ratzinger tiene que desdecirse en materia de su interpretación de la Historia.
En 2006, en Ratisbona, el discurso del Papa sobre las relaciones entre la fe y la razón provocó una oleada de indignación en el mundo musulmán por el presunto nexo que implicaba entre Islam y violencia. Benedicto XVI se defendió de esas críticas e hizo públicas algunas precisiones, pero no se excusó por las mismas. Ese mismo año, durante su visita a Auschwitz, el obispo de Roma habló de seis millones de víctimas polacas, sin precisar que la mitad fueron judíos. Nuevamente volvió a intentar arreglar las cosas cuando volvió al Vaticano hablando de “unos seis millones de judíos” exterminados en los campos de concentración nazis.
Son varios ya los goles que ha marcado este señor, entre sus declaraciones dijo que la Iglesia había purificado a los indios, y que volver a sus religiones originales sería un retroceso.Se ve que no ha cambiado mucho el tema y la mentalidad en algunos miembros de la iglesia desde hace 500 años.
Ratzinger no es mi teólogo preferido, y no tengo ninguna razón especial para defender su posición, pero creo que se han interpretado injustamente sus declaraciones.Una cosa es una constatación histórica, que las culturas se difundieron, en el pasado, de manera violenta. Los aztecas y los Incas, dominaron violentamente a otras tribus y les impusieron sus dioses, como ejemplo. Otra cosa es que el resultado de estos contactos, muchas veces violentos, hubieran invariablmente desastrosos. POr otra parte, si bien la primera etapa de la conquista española tuvo este carácter violento, no lo tuvo la segunda, la que verdaderamente se enraizó en la gente. Concluir que toda la evangelización fue igual, que no varió, es demasiado simplificador. Cuando se refiere a que toda cultura viva está abierta a otras culturas, el papa, habla de la necesidad de que no se absolutice una cultura, que no se la considere terminada y perfecta, sino, y ahí supongo que incluye al catolicismo, que sea capaz de dialogar con otras tradiciones culturales y religiosas.
Bueno, yo no creo poder decir que tengo teólogos favoritos… y tampoco puedo negar que me fascino leer ¨Deus Caritas Est¨… tampoco puedo decir que tengo fe religiosa alguna ni mucho menos que creo en un dios metafísico.Lo que si puedo decir con absoluta certeza es que empezamos a cometer un error de interpretación histórica al intentar juzgar hechos pasados con nociones del presente.Se masacraron y eliminaron cientos de millones de indios en Latinoamerica y eso no puede ser negado por nadie. Pero en realidad muchos más murieron por causa de enfermedades con la llegada de los aliens del Viejo Continente y para eso les recomiendo leer Guns, Germs and Steel… o al menos darle una revisada.Pero más importante aún es pensar en el Vaticano, el Papa y la Iglesia Católica como algo totalmente distinto si vamos a regresar en la historia unos 100, 200 o 1,000 años.La Iglesia Católica Romana ahora no tiene una décima del poder político, económico y militar que llegó a tener antaño. Más que una religión eran un fatuo poder político que trascendió siglos al igual que ocurrió con el Imperio Otomano.Pero ahora el punto de LuisFi creo que va más allá de lo que podemos leer… su punto para mí fue que hay principios y normas que trascienden el tiempo y las culturas. Son cosas tan simples como derechos inalienables del ser humano y muchos de estos derechos fueron violados con los pocos indios que quedaban en América luego de las pestes y enfermedades que asolaron el continente entero.A mi lado tengo el libro de Luján Muñoz que hace una breve relación de la historia de Guatemala y uno de los primeros capítulos tiene información de las pestes y enfermedades que asolaron el territorio durante los siglos XVI-XIX. Los datos son increíbles!!! millones de indios murieron por enfermedades!!! Se los recomiendo!!!