En una de esas notas periodísticas que más parecen propaganda, que noticia, leo que Elizabeth de Larios, miembro del Consejo Nacional de Adopciones, opina que el negocio de aquellas “se acabó”. Dijo la Zarina, que “ahora ya no se van a producir niños para entergar a una familia en particular, sino que se seleccionará a la pareja idónea para un niño que la necesita”.
Larios hizo ese comentario en el contexto de ¡las dos primeras adopciones! desde que fue aprobada la monopolización de aquellas y el Consejo que las administra. En la nota citada me llaman la atención algunos detalles: las adopciones nacionales no tiene “costo”; pero las extranjeras tendrán uno de entre $5 mil y $10 mil. O sea que, después de todo el alboroto que se hizo porque mediaba dinero en las adopciones, ahora resulta que las adopciones internacionales subsidiarán a las nacionales, o que el supuesto costo cero de estas lo pagarán los tributarios. Porque, claro, ¿usted no es de los que cree que mantener niños y hacer los trámites de sus adopciones no tienen un costo? ¿Verdad?
Lo otro que me mueve a levantar las cejas es eso de que “se acabó el negocio”; porque, ¡que no le digan, que no le cuenten!, ¿de dónde va a sacar, la administración socialdemócrata, funcionarios menos corruptos que los sinvergüenzas de los que está plagada?
Sólo en los diarios de hoy, leo que los magistrados del Tribunal Supremo Electoral tuvieron que dar marcha atrás en el bono que se habían recetado a costa de los tributarios. Leo que los diputados de la oficialista Unidad Nacional de la Esperanza trafican influencias. Leo que hay no se qué tiquis miquis en cuanto al nombramiento del cónsul en Los Angeles.
Leo que el Congreso tiene menos credibilidad, por corrupto. Leo que un diputado gastó poco más de $5 mil en correo. Leo que Aduanas, la Policía Nacional Civil y el Ministerio de Agricultura son los más denunciados por corrupción; y que a esa lista se pueden añadir varias municipalidades, la Empresa Portuaria Quetzal, el Instituto Nacional de Ciencias Forestales, el Ministerio de Educación, los inspectores del Ministerio de Traagajo y el Ministerio de Finanzas Públicas.
Dígame usted, ¿de dónde va a salir esa extraordinaria gente proba que no va ha hacer piñata con el monopolio de la tramitación de las adopciones?