04
Abr 13

“El principito”, y el teléfono móvil, dos motivos para celebrar

El principito, de Antoine de Saint-Exupéry cumple 70 años este sábado; y el teléfono móvil cumplió 40 años ayer.  ¡Yo celebro!

El principito es uno de mis libro favoritos; y me gustan -intensa y muy particularmente- los episodios del zorro y del rey.   Debido a un accidente, Saint-Exupéry estuvo en Guatemala, de ahí parte la hipótesis, de Jorge Carro, de que el Asteroide B 612 está inspirado en La Antigua.  En el asteroide hay tres volcanes y uno está activo, como en la Antigua, y a esa ciudad se la conoce como la de las perpétuas rosas, y el Principito tenía una rosa en su asteroide.  Saint-Exupery estuvo casado con Consuelo Sauncin, ex exposa de Enrique Gómez Carrillo.

La del móvil es una historia distinta.  Tuve mi primer ladrillo cuando salió en oferta que daban dos por el precio de uno; cuando todavía estaba vigente el monopolio de la telefonía celular, antes de la apertura de las telecomunicaciones.  Eran los tiempos en los que un teléfono móvil no era más que un teléfono móvil, en los que cobraban las llamadas entrantes, en los que el ladrillo se llevaba al cinto y en los que había que tener dos baterías.   Fuí el último de mis amigos en tener móvil.

Me alegra mucho celebrar dos maravillas tan distintas de los seres humanos.  Una de la literatura y otra de la tecnología; porque nuestras vidas serían menos buenas sin El principito, y sin los teléfonos móviles.


15
Ene 13

Celebración de “Primer atardecer”

Primer atardecer es el título de la obra de José Luis Figueroa que celebraremos este jueves 17 de enero, de 2013, en la Biblioteca Ludwig von Mises, a las 6:30 p.m.

José Luis hablará sobre este libro y su obra; el poeta Amable Sánchez comentará los poemas de José Luis y Mabe Fratti nos deleitará con su cello.  Yo tendré el gusto de conversar con ellos duraante la presentación del libro.

Una de mis estrofas favoritas, en el poema titulado Porque las cosas cambian, dice:

Quizás entonces la melodía hasta venga hacia tí,

y dances al esplendor de su ritmo y tonada

con todas las lunas hijas de Júpiter.

Tu rostro, una imagen de sonrisa perpetua.


15
Ene 13

Tolkien, Rand y la obra de Paul Andreas Wunderlich

Tolkien ha sido para muchos autores, yo incluido, la chispa que nos incitó a escribir.  Por otro lado Ayn Rand nos ha brindado una ventana de pensamiento alterno, la posibilidad de creer en el ideal humano, y hacer de si hombres y mujeres en razón, lógica y de autodominio, dice el escritor guatemalteco Paul Andreas Wunderlich, autor de El lóbrego pastor y El príncipe de la malicia.  “El lóbrego pastor” fue creado para generar a un personaje, a un héroe, a la luz, a la razón, explicó.


01
Nov 12

Peli para el día en que los chapines visitan cementerios

Eloy Amado Herrera, poeta guatemalteco, era conocido -con todo respeto- como Eloyito Amado.  Encontré esta placa en recuerdo suyo en la Universidad Popular; y hace unos meses me acordé de su nombre cuando vi la película  No mires para abajo  .

Hoy, que para los chapines es día de ir a visitar cementerios, les recomiendo  la historia de Eloy (homónimo de don Eloyito) ; un adolescente de Buenos Aires que anda en zancos y trabaja en la marmolería de sus padres repartiendo lápidas en las sepulturas que atiende el negocio familiar en La Recoleta. Eloy también trabaja de empanada; y si te abochornan las escenas sexuales, especialmente si son tántricas, esta no es peli para ti.

Eso sí; si te gustan las historias buenas, te la recomiendo.


19
Oct 12

¿Que harías, si pudieras controlar tus sueños?


Si pudieras controlar tus sueños, ¿qué harías?  Esa es la pregunta que plantea este invento –el Remee– que ofrece controlar el misteriosos mundo del sueño.  Se los comparto porque es maravilloso saber que están ocurriendo cosas así.

En el coloquio sobre Ficciones, de Jorge Luis Borges, en el que estuve ayer, supe del Remee en el contexto de la siguiente frase de Las ruinas circulares: Al principio, los sueños eran caóticos; poco después, fueron de naturaleza dialéctica…el hombre, en el sueño y en la vigilia, consideraba las respuestas de sus fantasmas, no se dejaba embaucar por los impostores, adivinaba en ciertas perplejidades una inteligencia creciente. Buscaba un alma que mereciera participar en el universo.

¿Qué harías, si pudieras controlar tu sueños?


06
Jul 12

Exhibición sobre Jack London en el Star of India

Jack London es el autor de White Fang, la historia de un perro lobo, y uno de los primeros libros que me obsequió mi abuela Frances.  Un ejemplar que había pertenecido a mi padre.  London fue un personaje muy controversial y también era periodista y fotógrafo.

En el Star of India visitamos la exhibición de  50 de sus fotografías.

 


23
Abr 12

A celebrar el Día del libro

Hoy, que es el Día del libro, voy a aprovechar para agradecer a todas las personas que influyeron para que yo aprendiera a disfrutar de esos estupendos amigos, compañeros, consejeros y cómplices que son los libros.

Primero a mi padre, porque cómo me gustaba encontrarlo sentado en la sala de la casa, libro en mano, en las tardes cuando yo regresaba de jugar en la calle con mis amigos.  Ahí estaba él, en un rincón y acomodado.  Y se veía tan bien, galán como era.  Sereno y absorto.  Yo quería ser así…o, por lo menos, hacer eso.

Luego a mi abuela, Frances, porque tenía una bilbioteca riquísima.  Llena de libros de de todo.  Desde Cervantes, Shakespeare y Dante; hasta novelitas de una de las cuales un día me dijo: I am tired of getting in and out of Amber´s bed.  Ella me enseñó a amar la lectura, y las novelas históricas.  Me enseñó a leer de todo y a apreciar distintos ángulos de lectura.

También a mi Tía Baby, porque ella tenía -en español- los libros que mi abuela, Frances, leía en inglés; y un día de tantos ella me regaló todos sus libros.  Leí bastante gracias a que los libros en español me facilitaban la lectura.

Finalmente a Conchita de Castellanos que me regaló mi primer libro propio, mío de mí. Para una Navidad me obsequió Corazón, de Edmundo de Amicis.

Corazón fue el primer libro serio, completo que leí, aunque ya había hecho un intento anterior.  Una tarde de aquellas me senté junto a mi padre con Hamlet en mano y lo empecé a leer.  No recuerdo por qué elegí  Hamlet en particular; pero cuando mi padre me vio con eso me dijo que quizás debería leer algo más como para mi edad.  Yo calculo que tendría unos 10 u 11 años, entonces.  Y me dió Vida y combates de Luis Angel Firpo (un boxeador argentino).  Y me explicó que el libro había sido de mi abuelo, y que a él le gustaba mucho el boxeo.  Recibí el libro e hice lo posible por leerlo, mas nunca lo terminé.

Lo que sí disfrutaba mucho, entre aquel episodio y esa navidad en la que recibí Corazón, era de leer enciclopedias y revistas Life que había varias en la casa de mis padres y en la casa de mi abuela.  También gozaba mucho leyendo series de historietas de la Editorial Novaro: Leyendas de América, Aventuras de la vida real, Clásicos del cine, Vidas ejemplares y Vidas ilustres.  Creo que esas me costaban Q 0.25 cada uno y como me costaba juntar la plata para comprarlas.


23
Mar 12

El valor de la vida

Como en la vida me gusta ir por rápidos y por corrientes subacuáticas casi nunca volteo a ver a la muerte; a veces, ni siquiera cuando pasa cerca. Pero en este fin de semana se puso necia.

La Parca interrumpió la vida de la madre de tres amigos queridos. Y, cuando terminó de hacer lo suyo, dejó un vacío de recuerdos, de abrazos, de momentos, y de alegrías. No solo en los hijos, nietos, hermanos y sobrinos de la madre de mis amigos, sino en todos los que ella tocó con su generosidad y su afabilidad.

Incansable, la Parca se hizo presente en la vida de un cuate; para impedirle llegar a los cuarenta. Y cuando terminó de hacer lo suyo, dejó una ausencia de fascinantes conversaciones sobre el arte y la belleza, así como uno de risas y sueños. Y los que quedamos en el vacío coincidimos en que la muerte se llevó un alma noble.

Justo recién, acabo de terminar de leer La elegancia del erizo, por Muriel Barbery, hermosa novela en la que –perdón por el spoiler– la protagonista medita: Ya nunca volveré a ver a los que quiero, y si morir es eso, desde luego es la tragedia que dicen que es.

Cuando hace casi cuatro años la Parca pasó dándome un empujón yo estaba comprando aguacates, en el mercado. Estaba por celebrar entre gente que amo. Y por eso me llamó la atención otra frase de aquella novela: Lo que importa no es morir, sino lo que uno hace en el momento en que muere.

Esta última frase cobra dramatismo a la luz de algo que un cuate escribió en Facebook, el miércoles: ¿Será necesario esperar hasta el último momento de tu vida para lamentar no haber tomado la decisión de ser feliz? Tu, ¿qué crees? ¿Vale la pena esperar? ¿Puedes tomar la decisión de ser feliz? ¿De quién depende que seas feliz? ¿Qué es ser feliz?

¡Cuánta gente desperdicia días preciosos y no toma la decisión de ser feliz! ¿Qué tal si, como dice Melvin en la película: What if this is as good as it gets? Por sí las moscas, y al grito de ¡Carpe Diem!, o ¡L’chaym!, hoy y siempre salto de mi cama en la mañana a celebrar mi vida, la de los que me antecedieron, y la de los que me siguen. Y que la Parca me agarre comprando aguacates, o limpiando anacates. Que me agarre oyendo a Mozart, recordando un Vermeer… o cantando.


19
Mar 12

Hoy dan “El erizo”


El erizo es una película basada en La elegancia del erizo que es uno de mis libros favoritos. ¡Que historia, y que personajes tan entrañables! Hoy dan la peli a las 8:00 p.m. (Central Time) en Max, 336 de Claro Avanzado.

Mis frases favoritas del libro son:

Lo que importa no es el hecho de morir, ni cuándo mueres. Lo que importa es lo que estás haciendo en el momento en que llega.

Dios apacigua nuestros temores animales y la insoportable realidad de que, un día, todos nuestros placeres cesarán.

Gracias a @adelou y a Luis Andrés por haberme introducido a este libro.


09
Mar 12

Adiós a Luz Méndez de la Vega

Luz Méndez de la Vega era columnista del diario Siglo Veintiuno cuando yo también estaba ahí. ¿Y sabes que nunca platicamos? Nos veíamos y nos saludábamos…ahí y en cualquiera otra parte que nos encontráramos. Pero nunca platicamos y ahora siento que me perdí de algo bueno.

La última vez que la vi fue cuando ella bajaba de un auto, en La Antigua, e iba tan enojada regañando a su acompañante, que me dio pena asomar la cabeza por la ventana de mi carro y saludarla.

Con la muerte de doña Luz se apaga una estrella en el firmamento literario de Guatemala. Y se va una leyenda.