Ochenta y cinco mil personas que dependen directa, o indirectamente de la operación de la mina San Rafael, en Santa Rosa, han sido traicionadas por la Corte Suprema de Justicia que suspendió -de forma provisional- la licencia de operaciones de aquella unidad productiva.
¿Por qué actuaron así los jueces? Porque en las cortes se está enraizando la cultura de que la política debe prevalecer sobre la justicia. Porque el caso lo hace aconsejable, dijeron los magistrados.
Porque la dirigencia popular le hace creer a la gente que la mina ocasionó los temblores de junio pasado…a pesar de que Guatemala está localizada sobre tres placas tectónicas que están en constante movimiento, está cruzada por docenas y docenas de fallas geológicas (algunas de ellas muy peligrosas, como la del Motagua que causó el terremoto fatídico de 1976 y de que en el país hay 32 volcanes y tres de ellos están activos todos los días). De paso el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meterorología e Hidrología determinió que los sismos, en Santa Rosa, se deben a la falla de Jalpatagua.
Sin embargo, ¿cuándo es que la verdad ha servido a los intereses de la dirigencia popular revolucionaria, siempre antiminería, siempre antihidroeléctcas y siempre fabricante de miseria?
El fallo judicial aduce que la población no fue consultada al respecto y que no fueron respetados los derechos de los indígenas en el contexto del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo. Empero, dicho convenio carece de reglamento para su aplicación y no está claro todo ese tema de las consultas y su carácter vinculante.
Es como de opereta, pero una opereta del diablo que deja a quién sabe cuántas familas (85 mil personas) sin trabajo, sin ingresos, sin una forma decente y digna de ganarse la vida. Y, ¿para qué? Para que más de una ONG se anote un éxito y consiga más financiamiento el año entrante; para que haya más pobres y más miseria que es el caldo de cultivo para la revolución; y para que se consolide la idea de que la política debe prevalecer sobre la justicia.
La foto de abajo muestra la caída de las acciones de la empresa propietaria de San Rafael. Es el costo de hacer negocios en Guatemala. Gracias a mi cuate, Ramón, por la pista. ¿Quién va a ser el siguiente?
¿Sabes qué me recordó? Las minas de San Sebastian en la República Popular de México, en La rebelión de Atlas.
La foto de trabajadores de la mina San Rafael es de Oscar F. Herrera, de elPeriódico.