No vendamos a Pachamama, le faltó decir a Bergoglio

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Jorge Mario Bergoglio arremetió contra las reglas del mercado. Pidió que sea reestructurado el sistema de producción y distribución de la comida.  Aseguró, con la fuerza que solo puede asegurar cosas así un Papa (o Nicolás Maduro, o Hugo Chavez), que vender la tierra es como si se vende a una madre. No vendamos nuestra madre tierra. No hagamos como esas personas sin sentimientos que terminan vendiendo a la madre; no cedamos a la tentación de vender a la madre tierra. ¡No vendamos a Pachamama, le faltó decir a Bergoglio.

¿Qué es el mercado?  El mercado, explicaba Manuel F. Ayau, es lo que ocurre cuando se intercambia voluntariamente la propiedad privada.  ¿Cuáles son las reglas del mercado que no le gustan a Bergoglio? ¿Las que protegen la  propiedad privada? ¿Las que protegen y facilitan el intercambio pacífico y voluntario?

A Bergoglio no le gustan algunos de los resultados del mercado: como lo que él cree que es desperdicio; y por eso quiere que el sistema de producción y distribución de comida sea reestructurado.  ¿Qué quiere? ¿Planes quinquenales y comisarios? ¿Quiere que midan y pesen lo que compras y lo que comes?

¿Quiere, Bergoglio, hacer el mundo a su antojo como lo quisieron Lenin, Mao, Hitler y otros socialistas -que no entendían el mercado- antes que él?

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