Fue cancelada la ceremonia de arriada de la bandera en la Plaza de la Constitución -en la ciudad de Guatemala-. El caso es que un grupo de personas montó un escenario adornado con banderas rojo y negro y había un grupo musical para sabotear la ceremonia.
La ceremonia iba a ser parte de las celebraciones del Día del Ejército y de conmemoración de la Revolución Liberal de 1871; pero fue muy prudente que la institución armada cancelara el acto para no facilitar la violencia a la que pueden recurrir los grupos que suelen usar banderas de colores rojo y negro (tu ya sabes).
En 2021 los violentos impidieron la arriada de la bandera en la Plaza de la Constitución por sus amenazas; y en 2017 los vándalos causaron destrozos, en ambas ocasiones en el contexto del 15 de septiembre. El vídeo de estos actos vandálicos ya no está disponible en Youtube, por cierto, y en 2018 la celebración fue dignamente rescatada. En 2020 individuos acudieron a aquella plaza preparados para la violencia con palos de golf y bates de beisbol.
Fui a la Plaza de la Constitución porque, no habiendo podido asistir al desfile de la mañana, debido a que andaba de gira, me hubiera encantado llegar a la arriada de la bandera. Además, desde niño me disfruto mucho las salvas de artillería.
Lo que ocurrió ayer no debe ser un antecedente aceptable para las fiestas de desvinculación el 14 y 15 de septiembre próximos. Como ocurrió en 2018, tanto el Ministerio de Gobernación, como el de la Defensa y la Administración Arévalo deben comprometerse a garantizar las celebraciones de forma digna, segura y tradicional. ¿Por qué es importante la celebración tradicional? Porque como escribió Gustav Mahler: La tradición no es el culto a las cenizas, sino la preservación del fuego.
¿Cuál fue el contexto del sabotaje? La conmemoración del Día del Desaparecido. Durante el enfrentamiento armado interno, cuando las guerrillas marxistas-leninistas-maoistas intentaron tomar el poder mediante la violencia y establecer la dictadura del proletariado en Guatemala, muchas personas desaparecieron. Es una causa legítima y conmovedora; pero es imposible separarla de la iconografía y la ideología colectivista y totalitaria de quienes organizan la conmemoración.
Porque el ejército es parte del gobierno y porque los guatemaltecos tenemos mucho que agradecerles a los soldados, fue una canallada lo que ocurrió ayer y fue una canallada que la Administración semillera dejara sólo al ejercito.
Muchas personas, y sobre todo muchas familias, hubieran disfrutado del acto de arriada de la bandera, ceremonia que invita a conversar sobre la historia del país y sobre sus instituciones. Sin contar con que fue un desaire para la tropa y para la oficialidad.