Colosal y monumental, pero sobre todo bella como pocas es la nueva escultura de Walter Peter Brenner: Dueño de su propio destino.
Lo colosal y monumental de esta obra escultórica no reside sólo en su tamaño, que supera los dos metros de altura; sino en las virtudes que representa, propias de un sentido de vida heroico y de florecimiento personal profundo. “Dueño de su propio destino” es, y puede ser cada uno de ustedes, dijo el artista cuando mostró la obra el sábado pasado en su estudio.
Acompañado por el Concierto No. 2 para piano, de Johannes Brahms, y por su musa, la dilecta y talentosa María Fernanda, Walter fue descubriendo no sólo los músculos y la acción de esta pieza, sino el genio que representa: el del hombre que es dueño de su propio destino y se hace a sí mismo. ¡Y el genio que se necesita para producir esculturas capaces de conectarse -de forma inteligible- con quienes tenemos la dicha de admirarlas!
Por supuesto que Walter nos tiene acostumbrados a muchísimo más que hierros retorcidos y formas deformes. Con Amanecer, su gigante de Cayalá; con Atlas, pilar del mundo, en Fontabella; con El Inventor y con La Musa de la Innovación en los TEC; y con muchos otros de esa talla, el escultor sabe darle tridimensionalidad a lo que es bueno y lo que es bello entre nosotros, para deleite de todos los que podemos detenernos a admirar sus obras.
Como lo explicó Walter, en Dueño de su propio destino la vida es representada por su vitalidad misma y por la acción que el personaje ejerce para preservarla y mejorarla.
Master of His Own Destiny es un ciudadano libre, independiente y racional que posee voluntad y quiere vivir. Por ello busca su propia felicidad y sueña con su prosperidad.
De acuerdo con la tradición aristotélica, ¿dónde es que aquel tipo de hombre puede hacerse más hombre? Es decir…más virtuoso. En la ciudad. Es en esta forma de organización que por medio de la práctica de virtudes como la fortaleza, sabiduría, justicia, y templanza, los seres humanos se convierten en mejores seres humanos.
Es en la república constitucional, basada en la libertad y donde se protegen los derechos individuales, que las personas podemos florecer, dice el escultor.
En esta obra, la libertad es simbolizada por la acción que el dueño de su propio destino ejerce al tallarse a sí mismo y al emerger de la roca, con un pie adelantado al liberarse de la misma.
El propósito es representado por el nivel de enfoque y por la concentración de sus facciones en la acción puntual y exacta de la seguridad que tiene en el punto exacto donde talla.
La razón está traducida en su mirada inteligente y enfocada , que demuestra que su eficaz pensamiento lo ha llevado a tomar las decisiones y acciones correctas para alcanzar sus propósitos impuestos, y por ende, la felicidad. Tiene la certeza de que sus sentido no lo engañan y que la verdad es absoluta, única y contextual.
Su fortaleza de carácter la ves en sus rasgos anatómicos poderosos y su determinación incisiva.
La templanza la identificas (y se materializa hasta el punto en que la sientes) en sus golpes del martillo; lentos, controlados, sin hacer uso de la fuerza bruta. El dueño de su propio destino no usa sus emociones para actuar.
Finalmente, la felicidad está expresada en que está alcanzando la meta trazada.
@luisficarpediem Colosal y monumental, pero sobre todo bella como pocas es la nueva escultura de Walter Peter Brenner: Dueño de su propio destino. Lo colosal y monumental de esta obra escultórica no reside sólo en su tamaño, que supera los dos metros de altura; sino en las virtudes que representa, propias de un sentido de vida heroico y de florecimiento personal profundo. “Dueño de su propio destino” es, y puede ser cada uno de ustedes, dijo el artista cuando mostró la obra el sábado pasado en su estudio #escultura #arte #dueñodesupropiodestino #walterpeterbrenner #valores #virtudes #proposito #felicidad #luisfi61
♬ Piano Concerto No. 2 in C Minor, Op. 18: II. Adagio sostenuto – Khatia Buniatishvili
Para apreciar obras como la de Walter me encanta usar el método de Luc Travers que consiste en tratar a la obra como si fuera el cuadro de una película. Algo ocurrió antes y algo ocurrirá después del cuadro que estás viendo. Imagina que ves personas, o hechos reales. Describe para ti la escena que ves y toma nota de que los detalles son importantes. Conéctate personalmente con lo que ves. Dale voz al personaje e imagina que estaría diciendo.
A mí, este método me ha ayudado muchísimo a apreciar mejor muchísimas obras de arte, sobre todo aquellas con las que comparto sentido de vida.
Gracias, Walter, por traer a la vida de los chapines obras como Dueño de su propio destino.
Columna publicada en República.