El precendente peligroso de Planned Parenthood

La administración de Alejandro Giammattei derogó el acuerdo gubernativo que autorizaba la operación de la ONG Planned Parenthood, en Guatemala, poco menos de un mes después de haberla autorizado.  El acuerdo de autorización y el de derogatoria lleva la firma del ex ministro de Gobernación, Oliverio García Rodas, que renunció a aquella cartera.

Cada vez está más claro que en Guatemala se dividen el control del poder y de la legislación entre la progresía posmoderna (por medio del gobierno de los jueces, principalmente), y los conservadores  (por medio del Ejecutivo y de buena parte del Congreso); y que a los demás no nos queda mucho más que someternos a sus caprichos, o dar la batalla de las ideas.

Independientemente de si estás, o no a favor de las actividades que lleva a cabo aquella ONG, es un hecho que lo que hizo la Administración es ilegal e inconstitucional.  Un acto que no sólo viola procedimientos legales, sino que viola la libertad de asociación, que es un derecho protegido por la Constitución.

Repito que aquí no está en discusión si es ético, o no estar, a favor de lo que hace Planned Parenthood.  Y puedes estar a favor, o en contra, da igual.  Lo que está a discusión es si de ahora en adelante, o desde cuándo (quizás desde que la administración del momento prohibió que tocara el grupo de rock Marduk, o tal vez desde que la administración del momento prohibió que atracara el barco Women on Waves) es que los derechos de los habitantes del país dependen de si convienen, o no a los intereses del estado, según interpreten esos intereses los políticos que ejerzan el poder en un momento determinado; o los grupos específicos que influyen en los políticos. Lo que está en discusión es la alcaldada de la administración Giammattei.

Con el argumento de que los derechos individuales pueden ser suspendidos o violados cuando no convengan a los intereses del estado, cualquier administración (que no gobierno) podría derogar los acuerdos de creación de las organizaciones que les estorbaran a los políticos de turno, o a los grupos que controlen a los políticos de turno.  Muchas organizaciones que hoy celebran la arbitrariedad y el abuso de la administración Giammattei podrían ser canceladas, de un plumazo, si una administración ideológicamente adversa así lo deseara.

Los conservadores han abierto una caja de Pandora  y olvidaron que el que al cielo escupe, a la cara le regresa. La majestad de la ley y el poder del gobierno no son para imponer valores, ni criterios sectoriales, sino para proteger los derechos individuales de todos por igual, sin privilegios.

Si estudiaste Derecho y alguna vez entendiste la importancia republicana de que los funcionarios sólo pueden hacer lo que la ley les permite; y la de que los funcionarios son depositarios de la autoridad, responsables legalmente por su conducta oficial, sujetos a la ley y jamás superiores a ella, seguramente te ha revuelto el estómago lo que está ocurriendo en el contexto de Planned Parenthood.  porque ya lo dijo Tomás Moro: Le daría al diablo el beneficio de la ley…por mi propia seguridad.

En la Guatemala cachureca a las buenas gentes del pueblo les incomoda que una organización -cualquiera que sea- aborde temas de salud reproductiva en una población en la que, cuando las niñas están en edad de merecer, son presas de todo tipo de depredadores; hasta el punto de que sólo el año pasado, más de 5 mil niñas, de entre 10 y 14 años fueron embarazadas (muchísimas veces de forma violenta) y de que sólo en el Departamento de Alta Verapaz, la mitad de los suicidios de mujeres adolescentes fueron de mujeres en estado de gestación.

Sí, es cierto que, Planned Parenthood está vinculada a casos de abortos y a otras prácticas controversiales; pero como el aborto y aquellas prácticas están prohibidos en Guatemala, no es aquello lo que está en discusión.  Lo que está en discusión es si los funcionarios de turno (cuales quiera que sean sus colores) pueden violar los derechos individuales y las garantías constitucionales para servir a sus intereses, o a los de su clientela, o no.  ¿Esta claro que mi postura es que no?

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