Marduk y la libertad de expresión

Acabo de terminar de leer un artículo de Arturo Pérez-Reverte que concluye con la frase: Lo primero que desactiva a un buen periodista, a un buen novelista, a cualquiera, es vivir con miedo de sus propias palabras, y me llamó mucho la atención que incluyera a cualquiera.

Es que hay gente que cree que la libertad de expresión es sólo, o principalmente para periodistas, blogueros, tuiteros, feisbuqueros y así.  Mucha gente desconoce, u olvida, que el derecho a la libertad de expresión es una forma del derecho de libertad; o, desde una perspectiva hayekiana, un privilegio en un ambiente donde no hay libertad.

Pérez-Reverte advierte que fraguamos un triste devenir donde nadie se atreverá a decir lo que de verdad quiere decir, sea o no correcto, sea o no acertado, sea o no la verdad oficial, ni a hacerlo de forma espontánea, sincera, por miedo a las consecuencias.

No se cómo será aquí entre nosotros -los chapines- pero en los Estados Unidos de América, donde se miden estas cosas, mucha gente opina que la corrección política esá silenciando discusiones que la sociedad debería tener y que muchas personas tienen perspectivas que temen compartir.

En aquello pensé cuando leí que un grupo de cristianos quiere que una banda musical llamada Marduk, de black metal rock no se presente en Guatemala y para ello ha organizado una recaudación de firmas que ya va por 54,277 solicitantes (25/9/18, a las 10:12 hrs.).

De este tipo de acciones hay antecedentes.

A ver si te acuerdas, allá por finales de los años 80, en los albores de la televisión por cable, cuando los canales que estaban de moda en aquellos años iban a transmitir la película La última tentación de cristo, ¿quién pudo verla en Guatemala? Lo que había en las pantallas era nada; porque grupos de influencia y de poder consiguieron censurar la transmisión.

Los cazadores farisáicos, como los llama Pérez-Reverete, están al acecho y de cuando en cuando tienen éxitos.  Y hay cazadores farisáicos de todos los colores y de todas las banderas, a todo lo ancho del espectro.

Es cierto que no es correcto usar la libertad de expresión para ofender deliberadamente, como cuando la mara sacó a pasear la imágen de la Poderosa vulva evidentemente inspirada en la iconografía religiosa de cierta vírgen y que llevó la imágen frente el templo católico principal de la ciudad.  Pero de que no sea correcto, a que prácticas como esa deban ser objeto de censura y de prohibición hay un abismo de distancia.

Es cierto que la banda en cuestión, de nombre Marduk, se precia de ser la banda más blasfema del mundo. No los he oído (y no iría a oirlos aunque me pagaran); pero por lo que he leído, sus letras son de muy mal gusto.  Por cierto que blasfemia quiere decir ofensa verbal contra la majestad divina.  Majestuosidad, en el contexto divino, quiere decir condición, o aspecto de un dios que por su solemnidad, elegancia o grandeza es capaz de infundir admiración y respeto.  Pero claro, esa capacidad de infundir admiración y respeto sólo tiene efecto entre quienes creen en la deidad en cuestión.  ¿Por qué tendría que tener efecto entre quienes no toman en serio esas cosas? Y si bien es cierto que el mal gusto es deplorable, en última instancia los intentos por conseguir el ejercicio de la coacción arbitraria contra músicos (cineastas, poetas, novelistas, periodistas, o cualquiera), son intentos por evitar que unas personas expresen ideas, o preferencias, que no son del gusto de quienes tienen la posibilidad de usar el poder político para silenciar a quienes no piensan como ellos.  Abunda la gente que cree que puede usar el gobierno y la ley para que no se ofendan sus sensibilidades, y no se discutan sus ideas y preferencias. Ojalá que la petición que genera estas meditaciones no vaya dirigida a esperar que se use el poder coactivo del estado para prohibir a la banda en cuestión.

Reitero que no creo que sea de buen gusto meterse con sensibilidades ajenas, como no sea en un contexto de sano sentido del humor que invite a la reflexión y sin ánimo de injuriar; como este chiste que siempre, siempre me saca una sonrisa:

Es food for thought, ¿o no?

¡Por supuesto que se vale señalar que cierta música es lo que sea! y por supuesto que se vale quejarse y opinar lo que se tenga que opinar de ella.  En la familia, en la iglesia, en tuiter, en el feis, o donde sea, se vale expresarse contra los valores con los que uno no coincide. De hecho, ¿por qué se habría de respetar una idea mala?  ¡Hasta se vale generar olas de opinón para convencer!  Pero lo que no se vale es usar el poder político para prohibir, censurar e imponer.

Si lo que quisiera el grupo solicitante es usar su influencia para conseguir que la majestad de la ley y el poder político sean usados para impedir que la gente a la que le gusta aquel tipo de música ( pueda escucharala, eso está muy mal; Si los firmantes quisieran usar su petición para imponer sus opiniones y puntos de vista, y para decirle a la gente -desde el poder- qué música puede escuchar, y qué música no puede escuchar, eso es inaceptable.

Algo parecido ya se hizo antes, cuando grupos de cristianos lograron que el gobierno usara la coacción para impedir que un sujeto que se hacía llamar el Anticristo entrara al país y se reuniera con sus seguidores.

Es cierto que la petición relacionada con Marduk no pide la intervención política directa; pero dados los antecedentes, y dado que entre muchos cristianos existe la creencia de que es ético usar la ley par imponer sus valores, no está de más meditar sobre el tema y pensar en lo que nos dijo Pérez-Reverte.

…y de paso algo de diversión: aquí hay una petición para que se presente Marduk en Guatemala.  ¿La firmas? Yo la firmé, por la libertad de expresión, cuya utilidad es, precisamente, la de proteger formas de expresión que no son las prevalecientes.

Las ilustraciones las tomé de Facebook.

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