“Oranjeboom”, crimen del estado niñera

Como en una pesadilla macabra inspirada en ideas de Naomi Klein, o en una película distópica, el hermoso diseño de las etiquetas de la cerveza Oranjeboom es parcialmente ocultado -si no violado- por una etiqueta anodina y ominosa de esas que impone el estado niñera.  Eso es un crimen contra la belleza.

¿Dime si no es hermoso el diseño de las etiquetas de esa cerveza? Los colores y la simplicidad de la etiqueta son genialidades del diseño gráfico; y algún empleado oficioso decidió hacer realidad hasta las últimas consecuencias -y en serio- la legislación que promueven algunos políticos, burócratas y grupos de interés para decirle a la gente cómo debe vivir sus vidas y criar, entre nosotros, infantes perpetuos incapaces de ser conscientes y responsables de sus propias ideas y acciones.

El estado niñera es ese conjunto de acciones políticas que, desde el gobierno y por medio de las facultades legislativas y coercitivas de las que gozan los políticos y burócratas da muchos avisos, o genera mucha legislación sobre cómo la gente debe de vivir sus vida, especialmente en material de comida, alcohol,  o el tabaco.

Y más espeluznantemente aún la decisión de tapar la marca y el diseño hermoso se acerca demasiado a la materialización de un mundo genérico, gris, igualitario, sin logos y sin marcas, y sin belleza. Un mundo oscuro donde todo es igual, todo es peligroso y tu,  eres considerado como incapaz de vivir sin la tutela omnipresente de quienes creen que tienen el derecho a orientar tu vida y a imponer sus criterios hasta sobre diseños bellos, obras de arte y tu buen juicio.

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