La carretera entre Escuintla y La Antigua

El cierre de la Ruta nacional 14 (RN14) -que para mí es la carretera entre Escuintla y La Antigua- tiene un impacto negativo en las posibilidades de recuperación para los habitantes del área y debería ser abierta tan pronto como sea prudente.

Hace añales, ca. 1991 yo andaba por Monterrico y cuando venía de regreso a Guatemala me acordé de que recién había leído que había una carretera entre Escuintla y La Antigua.  Encontré la entrada a la ruta y agarré para arriba con mi Chevy 500 de aquel entonces.  Yo estaba fascinado porque no conocía esa vía y porque podía apreciar de cerca el volcán de Fuego.

Pero no me disfruté el viaje por tres razones: La ruta no estaba asfaltada y no era muy hospitalaria; no me di cuenta de que la aguja de la gasolina estaba cerca de Empty; y era tan tarde, en la tarde, que sentía que iba a oscurecer.  Para hacer la historia corta, conseguí llegar a La Antigua, cené sabroso y dormí como un tierno.

No volví a usar aquella ruta hasta que en 2006, cuando ya estaba asfaltada, la use para mi primera visita a la encantadora finca El zapote.

El cierre de esa ruta importante, que sirve a agricultores, comerciantes y otros es costoso.  Como costoso es, claro, que casi todas las carreteras del país parezcan caminos de mulas del siglo XIX.  La diferencia es que la RN14 está cerrada como consecuencia de una catástrofe y podría andar por ahí la tentación de no volver a abrirla para evitar peligros en el futuro.  ¿Cuándo va a ser prudente abrirla? No se; para eso hay expertos.  Pero intuyo que no va a ser antes de que termine la temporada de lluvias.  ¿Por què? Por el peligro de los lahares.

Empero, aquella tentación de librarnos de todo mal puede ser muy irracional.  ¡Por supuesto que hay que ser prudente! y, por ejemplo, no hay que construir casas al lado de cuencas que suben de nivel cada cierto tiempo, tampoco hay que construir a las orillas de los barrancos, ni en cerros que se están deslizando constantemente.  Pero Guatemala está asentada sobre tres placas tectónicas activas y en constante tensión, está cruzada por numerosas fallas, de las cuales hay varias muy activas, como la del Motatgua-Polochic y la de Jalpatagua, para citar dos; y encima, en Guatemala hay 37 volcanes de los cuales cuatro están vivos y tres de ellos están activos. En esas condiciones, ¿qué carretera está fuera de peligro? Es cierto, también, que la ruta entre Escuintla y La Antigua fue arrasada por lahares y flujo piroclástico, pero….¿cuántas veces ha ocurrido eso en los últimos 60, o 100 años?

¡Hay que ser prudentes!; pero la verdad es que no se pueden evitar todos los peligros en el futuro y la vida sigue. Hay que sembrar, hay que salir a vender y hay que salir a comprar. Tal vez algo aprendamos de lo que ocurrió a principios de este mes en aquella área.  Tal vez, cuando haya otro flujo piroclástico y hayan otros lahares en el área, la gente no se quede tomando vídeo, ni calculando si el viento se va a llavar la ceniza para un lado, o para otro.  Deberíamos confiar en eso, más que en una decisión política acerca de qué es peligroso para la gente, y qué no.

Una de las mejores formas de ayudar a la recuperación de los damnificados por la actividad del volcán de Fuego es facilitar las comunicaciones y el transporte.  Facilitar que el empresarialidad comercial y social hagan lo suyo, que es proveer soluciones ingeniosas en un marco de cooperación social.  Si te interesa el tema, te invito a leer El rol de la empresarialidad en la reconstrucción.

La foto es del volcán de Fuego, desde la RN14, en 2010.

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