Si no fuera perversa, la noticia de esta política sería chistosa: Este año se presentará la segunda fase del proceso de democratización de la deuda.
El caso es que el Ministerio de Finanzas buscará atraer a más pequeños inversionistas que compren Bonos del Tesoro. Dichos papeles de deuda normalmente son comprados por bancos y organizaciones financieras, y los pipoldermos creen que ponerlos a disposición de la gente de a pié…De a pié pero con posibilidades de ahorro, es democratizar la deuda.
No hay que engañarse, sin embargo y por eso es que la noticia de una política que pudiera ser chistosa, resulta perversa. El hecho es que la deuda -llamada del Estado- siempre ha sido democrática. Esto es porque el endeudamiento con bonos es pagado por todo el espectro de la población. Lo pagan los bancos y los banqueros -y los ricos- cuando tributan y sus impuestos son usados para pagar el endeudamiento en el que han incurrido los políticos y sus burócratas. El endeudamiento lo pagamos todos aquellos que no le vemos ni el polvo al ISR que nos quitan de nuestros cheques de fin de mes. El endeudamiento lo pagan los más pobres, los desempleados, los jóvenes, los ancianos y otras personas igualmente vulnerables, ¡incluso los que no pagan impuestos!, cuando no encuentran empleos productivos y cuando sus salarios reales -si tienen la dicha de tenerlos- no aumentan.
Esto último porque los papeles que vende el Ministerio de Finanzas desvían los recursos de capital que deberían invertirse en la economía productiva, hacia deudas, promesas, gastos y espejismos políticos.
Frases como la democratización de la deuda, e ideas como la de que el frío que hay es por el calentamiento global, o que la libertad de prensa es opresión, son puras expresiones de una neolengua que confunde e inhibe. Aquello no es chistoso, porque es perverso.
La foto es de elPeriódico.