¿Subsidios y una guerra ajena?

En el contexto de la guerra perdida contra las drogas, uno de cuyos frentes más violentos está en Ixchiguan y Tajumulco; y el Ministerio de Desarrollo analiza darles un subsidio a quienes siembran amapolas allá, para que dejen de hacerlo.

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La idea es darles Q27 millones, del dinero tomado de los tributarios, a los dueños de tierras en aquellas poblaciones; unos Q1,500 a cada propietario, durante seis meses. Y pasó lo que tenía que pasar: la propuesta no fue bien recibida porque se estima que cada familia recibe cerca de Q64 mil al año por tres cosechas de amapolas en una cuerda.

Las siembras de amapolas que se hallan en aquellas localidades prosperan allí, sin necesidad de mayores cuidados. Hay políticos y burócratas que creen que aquel producto podría ser sustituido por vegetales, si se cambiara la mentalidad de la gente y si la gente recibiera apoyo estatal; pero ¿qué va a igualar la rentabilidad de las amapolas?  El precio de esa materia prima supera a la de cualquier otro cultivo gracias a la demanda de heroína en los Estados Unidos de América, principalmente.

Si para igualar la rentabilidad de la amapola que se da solita, la gente tiene que sembrar y cosechar vegetales tres veces al año, ¿de verdad creen, los burócratas, que la gente va a querer trabajar tanto para recibir la misma cantidad de dinero, o menos?  Las autoridades que piensan que sí, no tienen idea alguna de lo que es rentabilidad.  Y seguramente no han trabajado en el campo, ni han sembrado, ni cosechado algo bajo el sol.

¿Y la idea del subsidio? ¡Malísima! Es criar más dependientes del estado benefactor y del dinero de los tributarios. Es una burla para los más pobres. ¿Sabes qué va a pasar en seis meses? Los pobres van a seguir siendo pobres y antes de que se acabe el subsidio van a bloquear carreteras y va a volver la violencia en demanda de que continúe el privilegio de recibir dinero ajeno. Y va a ser una injusticia para los pobres de otros rincones, que no van a recibir las dádivas políticas. La pobreza se combate con seguridad jurídica, libertad económica e igualdad de todos ante la ley; no con subsidios y una guerra ajena.

Columna publicada en elPeriódico;  la foto es de ese mismo diario.

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