La reciprocidad diplomática, según Cándido

En la diplomacia hay prácticas de reciprocidad muy comunes; por ejemplo, el gobierno de un país aplica el principio de reciprocidad cuando les exige visa a los ciudadanos de países cuyos gobiernos hacen lo propio con los ciudadanos de su país. O bien, un país expulsa a los dipolomáticos de un país que, a suvez, ha expulsado a los representantes del primer país. ¿Otro ejemplo? Aquellos ciudadanos de países cuyos gobiernos les cobran visa a los ciudadanos de otros países, también pagan visa en los países a cuyos ciudadanos les cobran visa.

De aquello me acordé cuando leí que un embajador de Guateemala, en Holanda, dejó de pagar el alquiler de la casa en la que vivía y ahora nadie se hace responsable del impago;  y se lo comenté a Cándido.

Parece un caso de reciprocidad, dijo mi amigo.  Si países como Holanda, Alemania, Noruega, Suecia, Francia, Estados Unidos y otros nos mandan embajadores “shutes” que no sólo se menten en nuestros asuntos, sino que pretenden decirnos qué hacer y qué políticas adoptar, los chapines deberíamos mandarles embajadores sinvergüenzas, comentó Cándido luego de degustar un bocado de pache.

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