El corporativismo es una idea fascista que supone que la participación en la cosa pública parte de la actividad específica que las personas desarrollan en la sociedad; y que, desde esa posición, eligen a los mejores, entre sus iguales, para que los representen.
De esto me acordé cuando leí que representantes de los tres sectores productivos que ingegrarán el Consejo Económico y Social, aprobado por el Congreso el 24 de enero pasado, se reunieron el el Presidente Otto Pérez para comenzar el procedimiento para que esa instancia quede instalada. Lo irónico es que Joviel Acevedo, dirigente de la burocracia de la educación estatal forma parte de ese grupo.
Es interesante como el corporativismo facilita las negociaciones políticas entre grupos de interés, dejándo al margen a los tributarios y electores que no están vinculados a aquellos grupos.