Ley pervertida y política

La perversión de la ley confiere preponderancia exagerada a la pasión política, a las luchas políticas y a la política propiamente dicha, advirtió Frederic Bastiat en 1848, como si hubiera leído los diarios chapines del siglo XXI.

En parte esto es porque ser electo como legislador quiere decir ser seleccionado para ir a conseguir privilegios. Se cree, por ejemplo, que los diputados deben ir al Congreso a obtener obras para los departamentos en los que fueron electos. Y cada facción, o grupo de interés que puede, quiere a su gente en el Congreso; las corporaciones de empresarios, de indígenas, mujeres, sindicalistas, jóvenes, ecologistas, ancianos y de todo lo que se mueva quieren leyes para sí. Y mejor si van acompañadas por asignaciones presupuestarias.

La ley –no el decreto, sino las normas generales y abstractas que facilitan la convivencia social pacífica– es la organización del derecho natural de legítima defensa; y la misión de los diputados debería ser la protección de la esfera de acción privada de todas las personas por igual. Así como la protección de los derechos de todos por igual.

Pero a todo esto, ¿qué es la perversión de la ley, contra la que nos advierte el buen Bastiat? La ley es pervertida cuando se convierte en instrumento de codicia y pone la fuerza colectiva al servicio de los que buscan rentas parasitarias, y enriquecerse a expensas de la vida, la libertad y la propiedad de otros. La legislación que les permite a unos apropiarse de lo que les pertenece a otros, ¡y encima le confiere a esa expoliación la categoría de derecho, es legislación pervertida!

Por eso es que, entre nosotros, la política es objeto de una preponderancia exagerada, de pasiones y de lucha. Quien tiene éxito en la política, obtiene la facultad de expoliar legalmente. Ahora bien, no tiene la culpa el loro, sino el que le enseña a hablar; y la demanda política –o sea tú y yo– tenemos nuestra parte de responsabilidad por permitir aquel estado de cosas.

¿Has leído las propuestas de candidatos a diputados? Están llenas de representantes de intereses, cuando no de sujetos que han estado involucrados en actos de corrupción, o de tráfico de influencias, y llenas de parientes, amigos y compadres.

Sé que es tarea difícil y que quiere una dosis importante de responsabilidad; pero en estos comicios, tómate algo de tiempo para seleccionar a quienes les darás tu voto para diputados. Esa es la elección más importante de los comicios.

Esta columna fue publicada por El Periódico.

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