24
Abr 11

Luciérnagas mágicas en el bosque

El bosque que está al lado de mi casa se ve oscuro en las noches; pero no en las noches en que hay luciérnagas, como ahora mismo. El cedro, los pinos, los cipreses, los cafetos, los pacayales  y otros árboles y arbustos están engalanados por miles de luciérnagas que parecen estrellas, o algo salido de un sueño.

Traté de tomarles foto pero no me salió bien.  Los puntos de colores, que a duras penas se ven en el fondo negro, son las luciérnagas.

El año pasado nos visitó una y me dio mucha alegría tenerla en casa.

Las luciérnagas me gustan mucho desde que era chico. Me embobaba viéndolas aparecer y desaparecer, y también me llamaba la atención lo mansas que son. Uno puede tomar una y tenerla en la mano durante bastante tiempo sin que alce el vuelo. La primera vez que tomé una creí que quemaban, pero claro que no y estaba fascinado con ella en mi mano.

La luciérnaga, algo apropiadamente, se llamaba un drive-in al que mis padres solían llevarnos los domingos para la cena. El local se hallaba donde hoy se encuentran las torres del Banco Industrial; y, ¡ah, cómo nos gustaba ir a ese lugar! El nombre le iba porque el área era oscura y árboles grandes, y la luz del drive-in se veía tenue entre la oscuridad. Y ahora, cuando ya no tengo la inocencia que tenía a los 9 años, pienso que debe haber sido interesante lo que ocurría en algunos de los autos que llegaban a buscar refugio en aquel ambiente encantador. Y pienso que les debe haber parecido fastidioso un auto con dos adultos divertidos y tres, o cuatro niños bulliciosos.


24
Abr 11

¡El conejo de Pascua bajó de la Luna!

Puntual, a las 10:00 a.m., vino el conejo de Pascua.  El conejo es un símbolo de la Primavera, de la vida, de la fertilidad y de la abundancia; y por eso es muy bienvenido en esta festividad…o en cualquiera otra.

Cuando era niño, el conejo llegaba a la playa, a Panajachel, a la casa -o donde quiera que estuviéramos- porque mis padres acarreaban huevos de chocolate, o de almendras.    Sin que los niños nos diéramos cuenta, mis padres escondían los huevos en el jardín y en el momento oportuno nos decían que el conejo había pasado y que saliéramos a buscar huevos. Cuando los mayores crecimos un poco, se nos mandaba a alguna habitación lejos del jardín y -aunque ya sabíamos que eran mis padres los que escondían los huevos, y que no había tal conejo- igual disfrutábamos de salir a buscar y encontrar los dulces. Cuando chicos, lo importante era encontrarlos; y cuando crecíamos el asunto era de a ver quién encontraba más.

Esta tradición es de origen germánico; pero también las culturas mesoamericanas tienen conejos benefactores involucrados en sus leyendas.   En la luna, donde otras culturas ven la cara de un hombre, los pueblos de mesoamérica ven un conejo.  ¿Y cómo fue a parar ahí?

Según un mito del pueblo de Chiconamel, del norte de Veracruz, un dios ocasionó un diluvio universal; y un hombre y su familia se salvaron contra la voluntad divina porque se escondieron en un cajón, siguiendo el consejo que les dio un conejo.  El dios que había ocasionado el diluvio se enteró de los sobrevivientes cuando estos encendieron fuego para asar pescados; y de acuerdo con el relato nahua, el conejo fue castigado y por salvar a los hombres fue condenado a alumbrarlos y fue transformado en la Luna.  Esto lo leí en Imágenes de la mitología maya, por Oswaldo Chincihlla.


24
Abr 11

Nuevas cervezas en mi acervo

Recientemente añadí nuevas cervezas a mi acervo: Salva Vida, en Roatán, Honduras; y Mythos, de Grecia, y Kalick y Sands, de Bahamas, las tres en Nassau.

A mí me gusta probar cervezas locales; pero mis favoritas en todo el universo mundo son Guinness y Bass. También me gustan mucho la Gallo y la Brahva Extra.

La cerveza es incomparable compañera para pizzas, spaghetti a la bolognesa, fiambre, y los días de sol y playa.