La retórica engañosa de Gustavo Porras

Gustavo Porras dice que en Guatemala el caos se sigue profundizando al ritmo de un estado cada vez más debilitado e impotente; y asegura que el problema es la idea de que mientras menos estado, mejor. Empero, el problema no es menos estado, como equivocadamente afirma Porras. El problema es que el estado es debil porque el que mucho abarca, poco aprieta; y el problema es que el estado chapín no tiene autoridad moral porque el gobierno y la legislación sirven para satisfacer intereses particulares; además de que el gobierno y sus funcionarios son los principales violadores de los derechos de las personas.


El estado es débil, no porque sea pequeño, o grande, sino porque en Guatemala los intereses prevalecen sobre los derechos y el estado se asegura de que así sea.

El problema no es el tamaño del estado, sino el hecho de que quienes ejercen el poder lo usan para que se haga realidad aquello que dijo Federico Bastiat: El estado es la gran ficción por medio de la cual todo el mundo trata de vivir a expensas de todo el mundo. El estado no se ocupa de proteger los derechos de todas las personas; ni de garantizar la igualdad de todos ante la ley; ni de procurar seguridad y justicia porque sus funcionarios están ocupados administrando intereses y privilegios particulares. El estado hace de todo un poco, menos de lo que debe.

Esta entrada fue publicada en el diario Siglo Veintiuno.

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