A ver si como ronca, duerme

Cuando tuve conocimeinto de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala pensé que, como tradicionalmente en nuestro país no han funcionado los ministerios, entonces creamos fondos sociales. Y que como la cosa seguía sin funcionar, creamos los comisionados; y cuando estos fracasaron también, entonces pasamos a hacer otra cosa.


Así nos ha estado pasando con el combate a la impunidad. No sólo con la de los cuerpos ilegales y clandestinos de seguridad, sino con la de todas formas de delincuencia, la de la corrupción de los funcionarios y en general con el incumplimiento de los contratos. Como el Ministerio Público no funciona y como las leyes no son respetables, como los tribunales no son indepencientes y como la policía aveces no se distingue de los criminales pues engendramos la Cicig. He sostenido que hay un patrón en esta forma de conducta; y lo ilustro con algo que escribió Henry David Thoreau: 

Pero así como los marcianos llegaron ya; así llegó la Cicig y ya está aquí.  No se arreglaron el MP, ni el Organismo Judicial, ni la PNC; pero la Cicig tiene una responsabilidad y las denuncias del abogado asesinado, Rodrigo Rosenberg, son una oportunidad para probar que como ronca, duerme. O más bien, para averiguar si es cierto que aveces vale la pena diferir la solución de la raíz de los problemas y trabajar con lo que se tiene.  Hay un dicho que dice: haz lo que puedas, con lo que tengas, donde te encuentres; y la Cicig es lo que tenemos.

Sin independencia judicial y con un Ministerio Público cuyo jefe se reune con el Presidente en secreto,  ni modo que los chapines no vamos a tratar de confiar en la siguiente instancia si lo que buscamos es justicia y transparencia en las investigaciones, sobre todo en casos que podrían involucrar a quienes ejercen el poder.

Por eso es que a mí no me da pena contarme entre quienes creen que a la Cicig le corresponden el caso del asesinato de Rodrigo Rosenberg y la investigación de las denuncias que hiciera en vídeo antes del crímen que acabara con su vida.

Curiosamente, y como la vida da vueltas extrañas, hoy leo que Gladys Monterroso, esposa del Procurador de los Derechos Humanos, ha solicitado que su caso sea trasladado a la Fiscalía de la Mujer, con el argumento de que la Fiscalía Especial destacada por la Cicig irrumpe en su vida privada.  Ciertamente vivimos en tiempos extraños.

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