Cuando yo era más inocente, andaba por ahí defendiendo los tratados de comercio, tan mal llamados de libre comercio.
Un día, uno de mis maestros me dijo que un tratado de libre comercio debería tener una sóla clausula que dijera, precisamente, que el comercio iba a ser libre. Me explicó que los TLC eran, en realidad, acuerdos de comercio regulado y que por eso tenían miles de páginas. Me explicó que uno de sus efectos más perversos era que sacaban del Congreso de la República y del Ejecutivo la discusión de los privilegios que se les concedían a los empresaurios, y se pasaban al Tratado. Y con ello se conseguía hacer parecer que los privilegios no eran cosa de aquellos empresaurios, sino condiciones impuestas por los acuerdos.
¡Y qué razón tenía! Ejemplo de eso es el campo pagado que la Asociación Guatemalteca de Instituciones de Seguros publicó hoy en la página 39 de Prensa Libre. En ella, los aseguradores defienden la barrera protectora que han conseguido, contra la competencia extranjera, mediante el argumetnode que la Ley de Implementación del DR-CAFTA establece que se prohibe a toda persona individual o jurídica no autorizada por la ley, ofrecer, promover la venta, vender seguros o ejercer la práctica de cualquier otra operación activa de seguros en territorio guatemalteco.
Mediante esa habil maniobra, el cartel local de aseguradores se asegura un mercado cautivo; y usa la ley para prohibirles a otros que les disputen a los consumidores -quizás con mejores precios, quizás con mejores servicios.
Yo, por eso, ¡que ni me hablen de tratados de comercio regulado! Yo estoy a favor de la eliminacion unilateral de aranceles, de fronteras y de barreras.
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This entry was posted on lunes, noviembre 10th, 2008 at 11:37 pm and is filed under comercio, empresaurios, proteccionismo.
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