El divorcio político de Evita y San Nicolás

“Si Sandra Evita Torres quisiera ser candidata presidencial en las próximas elecciones chapinas, ¿tendrá que divorciarse de Alvaro San Nicolás Colóm?” Esa fue la pregunta con la que Cándido me acaba de recibir.

Cándido está leyendo que buses que acarrean gente, repartición de playeras y pelotas y discursos acuñados con canciones que repiten algunas frases como que el cambio ahora se siente, son la constante los fines de semana, cuando el presidente sociademócrata y su mujer participan en actos públicos. Las actividades en las que ha intervenido la pareja presidencial, semejan las efectuadas cuando la campaña electoral por la Presidencia estaba en apogeo. Cada vez que puede, San Nicolás no pierde oportunidad para alabar su administración, y en sus discursos siempre hace énfasis en la labor de su esposa. Le dice al público que es su madrina. El fin de semana antepasado, en cada actividad pública, el gobernante se desvivía en elogios para Evita y para Salvador Gándara, secretario de la Presidencia. De ambos se ha rumoreado que tendrían interés en postularse para la primera magistratura del país. Aunque a decir de algunos, Torres tiene impedimento constitucional.

Esto último fue lo que le llamó la atención de Cándido. “Mire usted”, me dijo, “si Evita quisiera ser candidata a Presidente tendría que divorciarse de San Nicolás; porque la Constitución dice que no pueden optar a la presidencia los parientes dentro de cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad del Presidente”. Cándido siguió con sus meditaciones. “Y si así fuera la cosa, vea que feo usté. Eso querría decir que el parito ha acordado un divorcio por conveniencia”.

“Poco a poco, Cándido”, le dije, “los cónyuges son parientes, pero no forman grado; de modo que, a saber. A lo mejor no es necesario el divorcio arreglado, sino sólo unas llamadas de atención para la Corte de Constitucionalidad que sabe bailar al son que le tocan”.

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  1. No es broma que tengamos ya en Guatemala a nuestra Eva Duarte de Perón. Luego que Juan Domingo Perón ganara las elecciones argentinas del 24 de febrero de 1946, Eva Duarte se dedicó ampliamnete a forjarse una imagen política, tal como Sandra y su marido lo vienen haciendo desde antes de ganar las elecciones del 2007. Para 1952 Eva era tan ampliamente conocida que se postuló para la Vice-presidencia argentina. En nuestro caso en apenas dos años estaremos viendo la postulación de Sandra para un alto puesto en la jerarquíoa de la UNE, y quién sabe quizás para Secretaria General de la UNE, paso previo a la designación como Presidente o Vice-presidente. Veremos qué pasa, pero los pasos en esa dirección son claros y firmes. Lo que puede salvar a Guatemala de esta pareja es la crisis mundial pues las masas reclamarán a Colom y éste no podrá plantear una salida viable al país, por su misma incapacidad y la de sus asesores. El pueblo inconforme y con hambre votará en contra de Sandra.