Este 1 de octubre que viene, ¡Feliz día a todos los niños!; y especialmente a mis amigos del Hogar Rafael Ayau. Chicos y chicas extraordinarios cuyas curiosidad y alegría nunca dejan de asombrarme. Cuyas amistad y cariño nunca deja de animarme. Cuyas esperanzas y anhelos nunca dejan de inspirarme.
También a mis sobrinos, a quienes les deseo que su buena estrella nunca deje de brillarles.