Estado de prevención y crisis

La prohibición municipal de la ciudad de Guatemala, en el sentido de que los vehículos de transporte pesado no deben circular en esta urbe durante el día hizo crisis ayer. Lo más notorio fue le desabastecimiento de gasolina agravado con el pánico que, a lo largo del día, generó largas colas de vehículos en las gasolineras citadinas.

Esto es porque los transportistas se niegan a ingresar a la capital chapina y a movilizar los productos que acarrean. Como consecuencia, la administración socialdemócrata decretó un Estado de prevención.

Es cierto que la ciudad de Guatemala tiene un problema de tránsito; pero los dioses del Ayuntamiento están tratando de arreglarlo de la forma más ineficiente, arbitraria y populista posible.

Con la prohibición han decidido ignorar que las mercancías no se movilizan irracionalmente, ni al azár. El flujo de bienes responde a millones de decisiones dispersas que, de acuerdo con los recursos disponibles y las necesidades evidentes, son las que indican cuándo, dónde y por qué se mueven los camiones cargados.

Si esas decisiones se centralizan y se reglamentan de forma arbitraria (como se está haciendo), esto resultará en la asignación antieconómica de recursos y en sobrecostos que, a la larga, pagamos los consumidores. Por ejemplo: si un camion llega la ciudad de Guatemala a una hora X, normalmente ingresaría a su destino final y así se cumpliría su misión. En cambio, con los reglamentos municipales, si el camión llega a la capital a la hora X tendrá que esperar a que llegue el momento en el que el reglamento permita su ingreso; por lo que el camión, lo que lleva y el personal que va en él tendrán que aguardar en las afueras de la urbe. Es evidente que esto incrementará los costos de todo el proceso.

La Municipalidad actúa bajo el supuesto de que tiene que hacer algo para resolver el tráfico; y bajo la arrogancia de que sus expertos son capaces de ordenar mejor lo que aparentemente no tiene orden. Esa fatal arrogancia les evita buscar soluciones más creativas y evidentes. Les pasa con el Transmetro y les pasa en este tema.

El tráfico se aliviaría si el transporte público fuera confiable; pero nadie va a usar el transporte público si puede ser asaltado y asesinado en lo que camina de su casa a la parada, o mientras viaja en camioneta. Sin un mínimo de seguridad en las calles, todas las musarañas reglamentarias que diseñen e impongan los planificadores y los ingenieros, són sólo vanidad e ignorancia de la peor.

Mientras el uso de las calles no tenga un costo, y mientras que este costo no refleje el valor, nadie va a usar ese recurso con prudencia y con criterio económico. La gente economiza gasolina porque su costo indica que es un recurso valioso; de esa forma, la gente economizaría el uso de las calles, si ese supiera que ese es un recurso valioso, por escaso.

Este problema no se va a resolver si las autoridades parten de premisas equivocadas; y sólo va a empeorar si con sus soluciones, los políticos y sus técnicos obligan a las personas a tomar decisiones antieconómicas, y por la fuerza.

Finalmente, muy machita se vió la administración al imponer el estado de prevención; pero…¿por qué no les aplican la ley por igual a todos? ¿Por qué al magisterio no? Lo que me recuerda aquel dicho de que: Para mis amigos, lo que quieran; y para mis enemigos, la ley.

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6 comments

  1. Luisfi, tenés razón en la arrogancia y prepotencia del alcalde pero creo que la decisión de Colom, por primera vez en su gobierno, es la adecuada. En Guatemala, todo el mundo cree que puede hacer lo que le dá la gana, desde pasarse un semáforo en rojo hasta poner tablas con clavos para violentar el derecho de libre locomoción de los demás. Entiendo que es un problema para los transportistas y que la solución (y posiblemente mítico) anillo periférico metropolitano pero tampoco la falta de solución al problema le da permiso a los transportistas de hacer lo que les dá la gana. Protestar, sí, todo lo que quiera, pero no jodamos al prójimo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

  2. Estoy de acuerdo con Zarek.LMMC

  3. Luis FIGUEROA

    Hola. Estoy de acuerdo con que unos transportistas no tienen derecho, por ejemplo, a bloquear carreteras, ni a impedir que otros transportistas presten servicios que ellos no quieren prestar. Pero…nadie tiene derecho a obligar a otros a prestar un servicio que no quiere prestar, ya sea porque no le conviene, o porque no le da la gana. Los transportistas no tienen derechoa a forzar a otros a no prstar el servicio que ellos se niegan a prestar; la Muni no tiene derecho a impedir que unos presten los servicios pacíficos y voluntarios que prestan y que necesitamos; y la admministración no tiene derecho a obligar a que los transportistas presten sus servicios en condiciones que no llenan sus espectativas. ¿Entonces? Eliminemos le uso de la fuerza en las relaciones sociales; y admitamos, únicamente y siempre, sólo relaciones voluntarias y pacíficas. Es decir: apoyemos las relaciones sociales sin coerción, ni privilegios. Saludos

  4. Luisfi, estamos en violento acuerdo. Nadie tiene derecho a coartar la libertad de nadie, incluyendo su derecho a prestar o no un servicio. El problema es que la gente cree que puede hacer LO QUE LE DA LA GANA y lo hace, porque no hay ninguna consecuencia. Por ejemplo, hoy en la mañana estaba esperando en un semáforo y como no venía nadie en la intersección me comenzaron a maltratar para que pasara el semáforo en rojo, como lo hicieron TODOS los que llegaron a mi lado (yo estaba en el carril izquierdo y por el derecho, todititos pasaron). Yo entiendo que un semáforo en rojo quiere decir NO PASE, no quiere decir PASE SI NO VIENE NADIE. Pero como no hay multas ni consecuencias… como que hubieran pintado la luz roja.Eso fue lo que le faltó a don Conejo. Si hubieran mandado a quitar a todos los manifestantes de la calle usando los mecanismos legales y las fuerzas de seguridad del estado, no tendriamos casos como el de los policias secuestrado en Izabal. El problema de que todo el mundo hace lo que le da la gana es tan serio que hay gente que comete delitos, como el secuestro, en su “afán” de conseguir “justicia” y respuesta a sus “justas” demandas.

  5. Luis FIGUEROA

    Lo de los semàforos es tìpico…como los que se estacionan en las esquinas, o los motoristas que circulan por las aceras. Saludos

  6. Sido de aCuerdo con Zarek, hay que poner orden, una cosa es la libertad, otra el libertinaje y otra la anArquía, es necesrio que el gobierno ponga orden en TODO SENTIDO, Y QUE SE OBLIGUE A CUMPLIR LAS LEYES, MI DEREHO TERMINA DONDE COMIENZA EL DEL VECINO.LMMC