En su columna de hoy, titulada El racismo florece en Suiza, Gustavo Berganza comenta cómo es que la Confederación Helvética es campo fertil para el racismo.
Eso me recordó algo que ya he contado antes, un reportaje en Antena 3, o en TVE en el que el reportero le preguntaba a la gente si era racista, o no. Y bueno…la gente respondía que claro que no, que no era racista. Luego, el reportero preguntaba que que opinaría si su hija, o su hijo se casara con algún africano, o algo parecido. Y la gente siempre contestaba algo así como que eso era de pensarlo, que acarreaba problemas, que había que pensar en los hijos, y cosas así. Y la conclusión del reportaje es que la gente no es racista en abstracto, pero que si lo era en concreto.
Y de paso, todo esto me lleva a una conversación que tuve con un funcionario del gobierno del Tío Sam. Hablábamos de las adopciones y él se pronunciaba porque en su país se prohibieran las adopciones de Guatemala, como fueron prohibidas las adopciones de Paraguay. En esas estabamos cuando le comenté que sus paisanos adoptaban muchos niños chapines, y que si ocurría la prohibición habría una escasez de niños para adoptar. No, me dijo, siempre pueden adoptar niños chinos.
Cuando le comenté esto a un colega, él me respondió: Ya viste, en el fondo hay algo de racismo en eso de dificultar las adopciones de Guatemala. Lo que no quieren son niños latinoamericanos.