En buen chapín, ahora hay menos personas jalando la carreta. La población económicamente activa, en Guatemala, disminuyó en 4.9 por ciento en comparación con el año pasado. ¡Se está encongiendo la cantidad de personas que están siendo productivas, o están buscando oportunidades para ser productivas!
La proporción de los mayores de 15 años que cuentan con empleo, o están en busca de uno, es de 60.5% —equivalente a unas 5.9 millones de personas—, mientras que el año pasado ese porcentaje equivalía al 65.4% —es decir, unas 6.2 millones de personas—.
¿Tendrá algo que ver que el año pasado la Superintendencia de Administración Tributaria se ufanó de cerrar 392 fuentes de empleo? ¿Será porque el impuesto a los rendimientos del capital asfixia a las nuevas inversiones? ¿Será porque la inseguridad -ciudadana, jurídica e impositiva- hace que Guatemala no sea tan atractiva para los negocios?
Sea por lo que sea, lo cierto es que disminyó la población económicamente activa; y eso debería ponernos a pensar. Tengo la esperanza de que mucha de la gente que no está en el radar del Instituto Nacional de Estadística se haya movido del sector formal al Sistema D, mal llamado economía informal. Empero, aún si así fuera, ¿qué futuro nos espera si en vez de crecer el número de personas económicamente activas, ese número va en descenso?
La ilustración es de Siglo 21.