Hoy, que Edgar Gutiérrez
mencionó El arte del asesinato político, por Francisco Goldman, vale la pena comentar dos páginas muy iluminadoras de aquel libro, mismo que fue presentado en Washington D.C. con el patrocinio de una organización llamada Comisión de Derechos Humanos de Guatemala. La CDHG no tiene página web propia; y
lo que se encuentra de ella no es muy informativo.
Tengo entendido que la obra todavía no está en las librerías; pero comparto con usted las páginas 516 y 517. En esas páginas, Goldman reconoce que una reunión entre Jean Arnault y Otto Pérez -mencionada en la primera versión de su libro (en inglés) y que supuestamente ocurrió unos días despúes del asesinato de Juan Gerardi- en realidad nunca existió. ¡El propio Arnault la desmintió en una conversación con Goldman!
Arnault, por cierto, era observador y mediador en el proceso de pacificación en Guatemala, y luego fue representante especial de la ONU en esta país. Otto Pérez, por su parte, quedó de segundo en las elecciones que ganó Alvaro San Nicolás Colom.
¿Quiénes fueron las fuentes de Goldman para involucrar a Pérez? 1. El policía español Rafael Guillamón, de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Guatemala (y ahora de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala), y que fue una de las principales fuentes de su libro; 2. El socorrido Rubén Chanax; y 3. La tenebrosa Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala, tal y como lo señala el propio Goldman.
Mire usté, me dijo Cándido mientras remojaba el pan francés en su chocolate, si Guillamón se inventó una acusación de este tamaño (¿para perjudicar electoralmente a Pérez?) ¿qué credibilidad se le puede conceder en cuanto a sus otras afirmaciones con las que Goldman intenta sustentar la tesis de su libro?