La megalomanía es un estado de enfermedad mental caracterizado por delirios de riqueza, grandeza, poder y omnipotencia. La grandiosidad y la extravagancia son propias de la megalomanía.
Megalómano era el diseño de Berlin que Albert Speer hizo para que fuera la capital de la Germania nacionalsocialista: El Estadio Alemán en el que se jugarían los Juegos Arios; el Campo de Marzo, para la wermacht; la cancillería del Reich, que tenía una galería dos veces más grande que la galería de los espejos, de Versalles; la cancillería final, que tendría una cúpula que iba a ser 16 veces más grande que la de la Basílica de San Pedro. Está de más decir que Hitler se extasiaba con los diseños de Speer.
Megalómana es la pretensión de la administración socialdemócrata en el Congreso chapín, que el miércoles pasado presentó el diseño del nuevo edificio para el Legislativo. La megaobra costará -antes de que se eleven los costos y cunda la corrupción- $62.9 millones y abarcará 14 manzanas. Como la capital de Germania, si esta monstruosidad vanidosa llega a ser construida, será a costa de grandes sacrificios para los tributarios; y para la poblacion en general que necesita más inversión en seguridad ciudadana y en el Organismo Judicial, o en el Ministerio Público, que en un edificio para albergar pipoldermos.