Taiwán palpitante es el nombre del espectáculo alegre y lleno de vitalidad que fui a ver anoche, al Teatro Nacional. El mismo estuvo a cargo del Grupo Ju de Percusión, y ocurrió en el marco de la visita del presidente de la República de China a Guatemala.
Con talento e ingenio, el grupo combina las riqueza cultural de las músicas tradicionales y modernas, tanto de Occidente como de Oriente. No fue un concierto, sino un espectáculo de sonidos y movimientos. El vídeo es de un fragmento de Luna de Xelajú, que es una pieza muy querida en Guatemala.
Ma Ying-jeou, presidente de Taiwán, se encuentra en Guatemala para una visita de amistad; y ese contexto nunca es mejor, ni más apropiadamente utilizado, como cuando se habla de el cariño y respeto que existen entre la República de China y nuestro país.
Las relaciones entre Taiwán y Guatemala no son intrusivas, siempre son francas y están sobre la mesa. Taiwán es un cooperador generoso al que nunca se le ha visto actuar como procónsul a cambio de su apoyo. ¿Y qué recibe a cambio? La lealtad de los chapines que sabemos que la verdadera amistad brilla, cuando todo está oscuro alrededor. El editorial de Prensa Libre, de ayer, expresa muy bien la naturaleza de los lazos que unen a aquel país asiático y a este país centroamericano.
Tengo varios amigos taiwaneses de modo que mi afecto por los habitantes de la isla Formosa no es sólo el de alguien que admira a una gran nación; sino de el de alguien que aprecia y valora la amistad de mucha gente buena.
