En lo personal comparto la idea de que la economía de mercado es la más idónea para generar prosperidad, dice hoy Luis Linares; pero el columnista advierte que no con el modelo social y económico que hay detrás de ProReforma: un estado reducido a velar por el derecho de propiedad. Lo que plantea Linares es de importancia vital porque lamenta la preeminencia absoluta de los derechos individuales; y ahí está que el mercado es lo que ocurre cuando se respetan absolutamente la vida, la libertad y la propiedad, así como los contratos. De modo que es imposible tener esa economía de mercado en la que confía el columnista, sin antes y como condicio sine qua non, tener un gobierno que vele absolutamente por la propiedad y los otros derechos individuales.
Linares asegura que ProReforma propone retroceder un siglo…;pero lo que ocurrirá si el proyecto no es sometido a consulta popular, es que este siglo, ¿tan exitoso?, será perpetuado.
Hoy también se ocupa de ProReforma, ¡
por sexta vez!, Irmalicia Velásquez; y la columnista asegura que el proyecto asegura
que los indigenas no existen. Este es un ejemplo más de cómo es que la inquina contra ProReforma hace que sus opositores critiquen el proyecto por lo que dicen que dice, y no por lo que dice.
ProReforma deja intacta, totalmente intacta, la Sección Tercera de la
Constitución de la República que, con el título Comunidades indígenas y sus cinco artículos se ocupa del tema que inquieta a Irmalicia. ProReforma no modifica, ni elimina, uno sólo de esos artículos. Y resulta obvio que si respetó esos textos es porque el proyecto los valora y respeta como textos válidos y dignos de ser conservados.
Entonces, ¿de dónde saca la columnista que ProReforma asegura que los indígenas no existen? Si ProReforma asegurara que los indígenas no existen (lo cual no es cuestión de asegurar, o no en un texto legal), ¿hubiera eliminado la citada Sección Tercera, o la hubiera respetado?