El cuate, Luis Godoy, dejó una pregunta muy interesante en mi entrada anterior, y creo que vale la pena comentarla. Tengo tres razones para que me desagraden los focos ahorradores como regalos navideños: 1. No me gustan los regalos puramente utilitarios, es como regalar una resma de papel toilette, o 6 latas de yuquilla. Mientras más hedonistas son los obsequios, mejor; 2. No me gusta la luz de los focos ahorradores, por eso sólo los tengo en el área de servicio; y 3. No me gusta ese tipo de activismo.
Por cierto que el The New York Times, que publica Prensa Libre, trajo un hermoso reportaje sobre qué tan beneficiosos son los productos verdes. Los que se interesan por estos temas deberían leerlo.
Este chiste ya lo conté hace ratos, pero creo que es atingente para ilustrar la ocasión: Una vez le preguntaron al embajador de los Estados Unidos de América en la ONU que qué quería para la Navidad; y el representante diplomático contestó que quería paz y prosperidad para todos. La misma pregunta se la hicieron al representante de la extinta Unión Soviética y el embajador contestó que quería igualdad y justicia social para todos. Cuando le preguntaron al jefe de la legación británica, el embajador de Su Majestad contestó que quería un pudín de ciruelas.
Ese sujeto y yo, nos entenderíamos.