Salvador Eduardo Gónzalez Alvarez, alias Eco, el hombre de confianza del expresidente Otto Pérez Molina y de la exvicepresidenta Roxana Baldetti cantó ayer en el Juzgado B de Mayor Riesgo y su testimonio incriminó a sus jefes y socios de la estructura de defraudación tributaria conocida como La Línea.
Se puede hablar mucho de montos, de cómo se distribuían, de las empresas de cartón establecidas para lavar el botín, de los alias que usaban nos autores y de mucho más; se puede explorar cuáles eran las vías que usaban los criminales para sacar del país el fruto de sus saqueos. Todo aquello es fascinante y dará para mucho, por mucho tiempo.
Quiero, sin embargo, llamar la atención sobre el siguiente párrafo publicado en la página 3 de elPeriódico de hoy: En su declaración no se refirió a la defraudación aduantera como tal, sino como un cobro que realizababan [los miembros de La Línea] a los importadores en aduanas para agilizar los trámites, el cual no estaba normado [era totalmente arbitrario], pero que sí era repartido entre determinadas personas [el Presidente y la Vicepresidenta entre ellos, además de la Superintendente de Aduanas y otros miembros de La Línea]. Era un pago que hacía directamente el importador, un dinero que no ingresaba al estado.
Esta parte es muy importante porque al público suele olvidársele que las aduanas y los impuestos de importación son obstáculos y cargas políticas que se les imponen a los comerciantes (y en última instancia a los consumidores). Ya es bastante que esos obstáculos y cargas políticas constituyan formas de expoliación legal como para que, encima, sean medios que usan los funcionarios que los administran (y sus jefes al más alto nivel) para extorsionarlos. Al ritmo de Podés sacar tu mercadería más rápido y más barato si nos pagás, muchos importadores no tienen más opción que pagar. Es importante, también, saber que estos cobros ilegales no son sólo anivel de humildes vistas de aduana que pellizcan un mil por aquí y un mil por allá. ¡La pirámide de podredumbre llega hasta el primer magistrado de la nación y la vicepresidencia! y salpica en todo el camino.
Es importante porque en algunos ambientes prevalece la idea de que los funcionarios son corrompidos por los que en realidad son sus víctimas. ¡Hasta se habla de los corruptores! Pareciera que it takes two to tango; pero lo cierto es que La línea (y las estructuras que la precedieron y las que la sucederán) son posibles sí y sólo sí existen obstáculos para el comercio (puestos ahí por los políticos, sus funcionarios y sus clientelas) y si esos obstáculos pueden ser aplicados arbitraria o caprichosamente por los miembros de la estructura que la administra.
Cierto es, también, que seguramente en la llamada Línea 2 (los presuntos corruptores) no todos son víctimas de extorsión y que no faltarán los que establecieron e hicieron prosperar sus negocios de la mano de La Línea. Pero a la mayoría de importadores, a la mayoría de gente que emprende, importa y trabaja de buena fe y honradamente, no le queda más remedio que someterse a las exigencias de La Línea, a cambio de no perder sus inversiones, sus mercaderías, y sus negocios. De ahí la fuerza infernal de La Línea y de cualquiera otra estructura criminal con facultades arbitrarias.
No hay que confundirse. Los corruptores son los creadores del ambiente y los instrumentos de arbitrariedad, no sus víctimas.
La gráfica es de elPeriódico.