Joaquín Zamora
comenta hoy que
leí el discurso del vicepresidente Rafael Espada para la bienvenida de Fabiola Rodas: “Jóvenes de Guatemala, imiten a Fabiola, sean como ella, trabajen mucho y hagan una Guatemala feliz”. En lo que respecta a lo artístico, me parece un comentario irónico, a sabiendas de que ella fue a la competencia sin apoyo del Estado, como lo hizo Carlos Peña, en el gobierno anterior.
Clueless, como siempre, el médico machete hizo que Zamora tocara este tema del cual no mucha gente se percata. Es más digno perseguir el éxito como lo hicieron Fabiola y Peña, sin apoyo del estado, que utilizar el poder político para perseguir fines particulares con dinero ajeno tomado por la fuerza. Sin desmerecer los éxitos de otros chapines que han ganado competencias y campeonatos, cuando ese triunfo es alcanzado sin acudir al privilegio del apoyo político, sin duda no sólo es más digno, sino que es más virtuoso.
Nos han entrenado demasiado bien para creer que tenemos derecho a usar a otros para alcanzar nuestros fines particulares, que no reconocemos el mérito inmenso que tienen aquellos que que no acudena esa práctica perversa. Y claro, no va a ser Rafael Espada quien nos ilumine en el camino del respeto a la libertad y a la propiedad ajenas, ni en el de la admiración por aquellos que persiguen, ¡y alcanzan! sus fines, sin expoliar a otros. Sus triunfos se deben al reconocimiento que le ofrecen en forma voluntaria sus admiradores, y no a la acción coercitiva del estado y de los políticos que se sirven de él. Sus triunfos se deben a su determinación y al trabajo duro; no a que otros hayan sido forzados a pagar por ellos.
Mis respetos entonces, doblemente, para Fabiola; y para Zamora, que se dio cuenta.