En Guatemala los alcaldes interesados en su reelección le cargan al presupuesto los gastos necesarios para hacerse propaganda; el pre candidato ofician “reconocido por su hombría de bien” (y no tengo razones para pensar que no sea una buena persona) permite que una actividad proselitista en su favor sea sufragada con fondos públicos de la Asociación Nacional de Municipalidades; y no hay pre candidato presidencial que -con maña, o descaradamente- no se pase por “el Arco del Triunfo” las normativas del Tribunal Supremo Electoral con respecto a la propaganda política pre electoral. A mi no me parece correcto darle mi voto al tipo de gente que hace eso; porque es el tipo de gente que cree que la ley es para los demás y que sus fines y objetivos personales pueden pasar sobre cualquier cosa.