Desde hace ratos, organismos internacionales, organizaciones no gubernamentales y gobiernos extranjeros han estado insistiendo en que el gasto público debe crecer para que crezca la economía y crezcan las posibilidades de mejores condiciones de vida para las personas. Y bueno…países como Grecia, Italia, España y ahora los Estados Unidos de América están en aprietos porque el costo de tener gobierno, en persecusión de cumplir aquella recomendación, ya les está pasando la factura.
Aquí en Guatemala, a pesar de la prudencia que nos había caracterizado hasta hace poco más de tres años, ya es una amenaza peligrosa.
Hoy leemos que La posibilidad de que la deuda pública pase de los Q100 mil millones para 2012, pone en riesgo las calificaciones de riesgo país, cuya degradación ocurre en momentos en que el mercado internacional exige más competitividad y solvencia de pago. Las agencias han comenzado a dar alertas sobre el alcance de la deuda nacional. En 2010, llegó a Q81,576 millones. La previsión de 2011 es que crecerá a Q92,466 millones, pero el próximo año se prevé que sería de Q101,785 millones.
La semana pasada, la agencia Standard & Poor’s revisó a negativo el panorama de la calificación de la deuda de Guatemala.
Lo más terrible es que las Naciones Unidas insisten en incrementos escalonados a la carga tributaria, independientemente de que exista un crecimiento económico y de productividad en el país. ¿Qué tal sería que como pagadores de impuestos exigimos un retorno sobre la inversión? Hasta ahora todo lo pagado en impuestos ha sido un despilfarro por parte del estado y sus contratistas.