Muchos sectores de la zona 1 de la ciudad de Guatemala huelen a meados en parte porque abundan los vagos que orinan donde quiera; y en parte porque no hay facilidades para que la mara se eche una araña de forma higiénica.
Al meon de la foto lo pillé en la entrada del estacionamiento que está bajo la Plaza de la Constitución donde, precisamente, hay buenas facilidades públicas para las necesidades fisiológicas. Claro que tienen un precio muy moderado; de modo que casi no hay excusa para usalas. Si el meon en cuestión estuviera muy necesitado y de verdad no tuviera con qué pagar, posiblemete los encargados de aquellas facilidades podrían tener un poco de criterio y permitirne usar los mingitorios sin hacer el pago. También es posible que el meon tenga algún problema de adicción, o más desordenes mentales, de modo que habría que abordar el problema con otras aristas.
Hace unos 17 años, cuando empecé a bloguear, una de las primeras secciones que incluí fue la de los meones; y la hice porque me llamaba la atención la cantidad de gente que hacía sus micciones en las calles.
¿Cuál es el origen de aquella sección? A finales de los años 80, el columnista José Eduardo Chepe Zarco organizó una campaña exitosa contra aquellos que tiraban basura en las calles; y el lema de la campaña era No sea coche; y más tarde, no sé dónde, leí que en algún lugar de México a la gente que orinaba en la calle le gritaban: ¡Meón, meón!
Sé que en Guatemala no abundan las facilidades sanitarias para quienes andamos en la calle; pero eso no quita que sea feo, sucio y una falta de consideración para los demás que algunas personas orinen en la vía pública.
Aquello es una lástima porque los visitantes que suelo llevar a conocer la ciudad suelen gustar de ella, de su verdor y de su carácter.
Como los problemas de meones y de vagos se están saliendo de control, estoy convencido de que es hora de que las autoridades municipales sirvan para algo más que para cuidar maratones y carreras de perritos.