¿Cuál es el mayor aporte de la Universidad Francisco Marroquín, que ayer cumplió sus primeros 50 años de vida? Algunos piensan que sus mayores contribuciones se hallan en el campo de la economía; y en la defensa del mercado. Que los guatemaltecos sepan que los precios máximos generan escasez y que el salario mínimo fomenta el desempleo es porque han leído y escuchado las razones expuestas por graduados y estudiantes de La Marro. La liberación del espectro radioeléctrico y la del mercado de divisas pueden ser otros ejemplos. Pero no es sólo por ahí, según yo.
Alguien dirá que la afinación del concepto de estado de derecho, la valoración del rol de las instituciones como sistemas de normas y la de las leyes como normas generales, abstractas y de conducta justa, frente a la legislación y los mandatos. Alguien dirá que la valoración de la igualdad de todos ante la ley, frente a los privilegios; que la de los derechos individuales, frente a los intereses colectivos; que la del concepto de república frente al de democracia. Tibio, pero no es sólo por ahí.
Estoy convencido de que el mayor aporte de la UFM es el de poner sobre la mesa -¡Sin tapujos!- la ética de la libertad. Códigos de valores y virtudes racionales para guiar las decisiones y las acciones de los individuos en la tierra y para buscar la felicidad como su más alto propósito moral, de acuerdo con la naturaleza humana. No códigos colectivistas, ni para el sacrificio, sino basados en la dignidad del individuo humano. Es a partir de aquellos códigos que son posibles un sistema jurídico que respeta los derechos individuales y la igualdad ante la ley, y un sistema de mercado…si optamos por ellos.
Aquellos códigos y el ambiente propicio para conversar y descubrir conocimientos, para la libre exploración y análisis de ideas, para el perfeccionamiento humano, y para esquivar el pensamiento único, son los principales aportes de la UFM para los guatemaltecos.
Gracias a Manuel F. Ayau, a los fundadores, a los donantes y a quienes hacen posible la UFM por estos primeros 50 años. ¡Vamos a por más!
Columna publicada en elPeriódico.