Una de las primeras secciones en Carpe Diem, cuando empecé este espacio, era la de los meones. Y la hice porque me llamó la atención la cantidad de meones que veía en las calles.
Además, a finales de los años 80 el columnista Chepe Zarco organizó una campaña muy exitosa contra aquellos que tiraban basura en las calles; y el lema de la campaña era No sea coche. Más tarde leí, y no se dónde, que en algún lugar de México a la gente que orinaba en la calle le gritaban: ¡Meón, meón! Leí, también, que en algunos rincones, donde la gente mea indiscriminadamente, hay personas que ponen imágenes religiosas, con la esperanza de que eso desanime a los meones.
Yo se que en Guatemala no hay muchas facilidades sanitarias para quienes andamos en la calle; pero eso no quita que sea feo, sucio y una falta de consideración para los demás echarse una araña en la vía pública.
Ahora que mi cuate, Ramón, me envió la foto que rescata esa sección e ilustra esta entrada, me acordé de que alguien le llevó a su hijo de 15 años al almirante Nelson (el de Trafalgar) para que el marino le diera un consejo de vida. Y el consejo del Almirante fue; Never miss a chance to make water. Esto es, en un lugar apropiado, claro. Cuando yo salía con mis sobrinos pequeños, siempre los mandaba al inodoro (tuvieran ganas, o no) antes de abandonar la casa, o el lugar donde estuviéramos y hubiera servicios sanitarios. En prevención de las ganas les vinieran en momentos y lugares inconvenientes.
Aquel es un buen consejo para niños…y para adultos, también.
A veces, juego con la idea de irme a vivir a la zona 1; pero me disuado rápido porque las calles del centro cuando no huelen a meados, huelen a Creolina. Y eso hace que se me pasen las ganas.
En fin…gracias a Ramón por recordarme lo de los meones.