La República Popular de Guatemala -escribían los periódicos del 26 de enero- rechaza el pedido de los Estados Unidos de un préstamo de mil toneladas de acero. El párrafo es de La rebelión de Atlas, la novela magnífica de Ayn Rand y yo tenía que haber puesto esta entrada el martes pasado porque…fue 26 de enero.
Esa no es la única mención chapina en la novela; ya que unas páginas antes, la autora explica que Dagny sabía que era posible sacar dinero del negocio de los ferrocarriles, y sabía también quien lo estaa haciéndo. Cuffy Meigs vendía trenes del mismo modo que si estuviese vendiendo el último de los suministros del ferrocarril cada vez que podía armar un plan que le impedía quedar al descubrierto. Vendía rieles a Guatemala o a compañías tranviarias de Canadá, cables a fabricantes de fonógrafos, y durmientes como combustible para hoteles de centros turísticos.
¿Por qué será que Ayn Rand eligió a Guatemala? No sabemos que haya estado aquí; pero, ¿habrá leído acerca del País de la eterna primavera en las noticias? Los años 50 fueron tiempos interesantes en la Tierra del quetzal; y para 1957 cuando la novela fue publicada, Guatemala se había escapado de la órbita soviética y del colectivismo y el totalitarismo que, en la novela, habían llevado el mundo al colapso.
La misma pregunta me he hecho yo. Lo cierto es que tengo la impresión que sus ideas si están, por mucho, mas presentes en Guate que en la mayor parte de de América Latina. Ojalá igual fueran entendidas por quienes toman las decisiones. Sino es igual.