En la Constitución guatemalteca está claro que la función del ejército es mantener la independencia, la soberanía y el honor de Guatemala, la integridad del territorio y la seguridad interior y exterior.
Es una lástima que la administración no lo apoye políticamente para esas tareas. En el contexto de lo que ocurre en lugares como San Antonio Las Trojes, el ejército tiene mucho que hacer para el cumplimiento de su función constitucional. Una de las principales tareas en ese sentido es la de inteligencia; y otra es prepararse para cuando haga falta.
Un ejército, en tiempos de paz, debe prepararse para cuando la seguridad interior y exterior sea amenazada, o para cuando la integridad del territorios sea amenazada. Los mexicanos y beliceños se cuelan por las fronteras, casi a cada rato, para saquear recursos naturales y tesoros arqueológicos. Está claro que el ejército debe evitar esa piratería.
La institución armada no debe intimidarse frente los intereses de quienes ven en ella un obstáculo para sus fines aviesos; sin embargo, está claro que, para fortalecer su carácter institucional, debe garantizarles a los tributarios y a los electores, que está al márgen de la corrupción que impera en otrás áreas del sector público.
Sólo así podrá tener la autoridad moral para cumplir con lo que le ordena la Constitución, en el estricto marco de la ley y del respeto a los derechos individuales de los habitantes de la República.
El ejército de Guatemala, en otras ocasiones, ha sabido cumplir con aquel mandato del artículo 224 de la Carta Magna; y el sector político de la administración pública debería aprovechar esa experiencia. Antes de que un día nos despertemos con que no tenemos ejército, ni policía, ni seguridad de ninguna clase, y caigamos en manos de quién sabe qué aventureros, con quién sabe qué aberraciones ideológicas en la cabeza.
No sé… Yo tiendo a estar de acuerdo con los fundadores y revolucionarios estadounidenses. Uno de sus mayores temores era precisamente que algún día el gobierno federal tuviera un “Standing Army.” De ahi que se haya hecho tanto énfasis en la Constitución sobre la importancia de la milicia.Pienso que, en principio, el concepto de un ejército del Estado (vis-a-vis una milicia formada por los ciudadanos) es anti-libertario. Fue precisamente el temor a los “Standing Armies” lo que llevó a los Anti-Federalists a poner presión para que se aprobara la Segunda Enmienda, la cual protege el derecho individual a guardar y portar armas, en parte con el fin de garantizar que la milicia ciudadana se mantenga siempre armada.Trenchard escribió en una de las Cato Letters que “Standing armies are standing curses in every country under the sun,” (http://classicliberal.tripod.com/cato/letter4a.html) y señaló que “It is certain, that all parts of Europe which are enslaved, have been enslaved by armies; and it is absolutely impossible, that any nation which keeps them amongst themselves can long preserve their liberties; nor can any nation perfectly lose their liberties who are without such guests: And yet, though all men see this, and at times confess it, yet all have joined in their turns, to bring this heavy evil upon themselves and their country.” (http://classicliberal.tripod.com/cato/letter095.html). La Carta Número 94 también trata de este tema.En contraste, Madison señala en el Federalist No. 46 que una de las mejores protecciones de la libertad es una ciudadanía armada y libre de formar milicias privadas:”Notwithstanding the military establishments in the several kingdoms of Europe, which are carried as far as the public resources will bear, the governments are afraid to trust the people with arms. And it is not certain, that with this aid alone they would not be able to shake off their yokes.”(http://www.constitution.org/fed/federa46.htm)La literatura de la época esta llena de argumentos en contra de Standing Armies… La propia Declaración de Independencia presenta, como una de las razones para separarse de Inglaterra, el que “He has kept among us, in times of peace, Standing Armies without the Consent of our legislatures.”La lista continúa… La labor de la milicia ciudadana no es sólo protegernos del gobierno, sino, claro, de invasión extranjera. Fueron las milicias norteamericanas las que derrotaron al gran ejército inglés.Dicho esto, tengo que admitir que estoy de acuerdo con que es dificil imaginar un mundo moderno sin standing armies… Pero… el que sea dificil imaginar un mundo libre no significa que debamos dejar de luchar por alcanzarlo…
Entiendo la objeción y coincido con mucho; pero la opción es tener una policía suficientemente entrenada y equipada. Y eso no tenemos aqui. Lo importante es que haya trabajo de inteligencia y capacidad de prevención y reacción para cumplir con la necesidad de seguridad. Costa Rica dice no tener un standing army, pero es el país centroamericano que más gasta en armamento y a su policía lo único que le falta es llamarse ejército.Saludos
No creo que la alternativa sea una policía estatal, pues eso vendría a ser lo mismo pero con diferente nombre… La alternativa, más bien, es una milicia ciudadana–formada por personas que no son soldados profesionales. En palabras de Adam Smith, “In a militia, the character of the labourer, artificer, or tradesman, predominates over that of the soldier: in a standing army, that of the soldier predominates over every other character; and in this distinction seems to consist the essential difference between those two different species of military force.” (Wealth of Nations, Book V, Ch. 1)Claro, estoy de acuerdo con que una fuerza policial “profesional” es necesaria para mantener el orden y proveer seguridad. Pero yo preferiría que estas fuerzas fueran locales, financiadas, armadas, y reguladas por las comunidades sobre las cuales tengan jurisdicción. Eso no niega la posibilidad de que estas fuerzas trabajen en conjunto en casos que traspasen limites jurisdiccionales, pero mientras más local sea el control y el “accountability,” mejor se preservará la libertad.El sistema Tico, tal y como lo describís, suena a lobo con piel de oveja… Lo cual reenforza la lamentable conclusión de lo dificil que es imaginar un mundo moderno sin ejércitos estatales.