El lago de Atitlán siempre ha sido un lugar especial para mí; y su encanto me llena de cosas buenas. Gracias a mi bisabuela, Mami; y a mi tía Adelita pasé allá muchas vacaciones y temporadas increíblemente formadoras, ricas y alegres llenas de experiencias que marcaron mi niñez y mi adolecencia…y mi adultez. Por eso es que, para mí, Atitlán es un lugar al que voy a cargar pilas.
El finde fui a cargarlas entre volcanes y amigos queridos en Santa Catarina Palopó, en un lugar de cuentos llamado Xoco Villas; que está clavado entre las rocas y los árboles, rodeado de trinos variados, justo enfrente del Cerro de Oro y de los volcanes Atitlán, Tolimán y San Pedro. Y además, con una arquitectura encantadora; que a ratos parece mediterránea, y a ratos propia de la Riviera Maya. ¡No exagero cuando digo que le lugar es magnífico!..tanto para ir en familia, como para ir en pareja o con los cuates.
Y bueno…ahí comimos rico, bebimos mejor y nos divertimos como micos. ¿Qué otra cosa ibamos a hacer 15 cuates aficionados al dolce far niente?
Info de Xoco Villas en http://www.xocovillas.com/